La invasión de Afganistán, vista con ojos afganos

En la invasión de Afganistán, los occidentales pecamos de ver la realidad de forma distorsionada. Nuestra interpretación de la guerra de Afganistán dice más de nuestros prejuicios y obsesiones que de la realidad en el terreno.

Para explicar esto, he escrito una pequeña historia, en la que invierto los términos. Imagino una invasión de Pakistán a España y, cada cosa que ha hecho Estados Unidos en Afganistán, la traduzco a esa invasión inventada de Pakistán a España.

Así podemos ver la guerra con los ojos de los afganos y, además, comprender cómo piensan los fundamentalistas islámicos (Al-Qaeda u otros). Como se ve, piensan muy parecido a nosotros, aunque con otra ideología.

Lo que hizo Estados Unidos en Afganistán se escribe en color azul. Mi traducción a la historia ficticia de Pakistán invadiendo España, se escribe en color verde oscuro.


En el año 2001, Estados Unidos decidió invadir Afganistán para imponer el sistema democrático.

En una realidad inventada, Pakistán decidió invadir España para imponer el sistema fundamentalista islámico (islamista), en el que la sharía (la ley islámica) es la ley oficial del país.

Todas las encuestas decían que la práctica totalidad de ciudadanos de Afganistán rechazaba el sistema democrático, pero Estados Unidos decidió invadir de todas maneras. Según la ideología democrática, el sistema democrático es el mejor, pues es el que mejor refleja la libertad y la igualdad. Y es el que debería dominar todos los países de la tierra.

Todas las encuestas decían que la práctica totalidad de ciudadanos de España rechazaba el sistema islamista, pero Pakistán decidió invadir de todas maneras. Según la ideología islamista, el sistema islamista es el mejor, pues es el que mejor refleja la voluntad de Alá. Y es el que debería dominar todos los países de la tierra.

Además, según la ideología democrática, el sistema democrático es el que todos los pueblos de la tierra quieren. Si no lo quieren, es porque no lo han probado o porque alguien les impide practicarlo. Pero, si lo probaran de forma libre, todos los pueblos de la tierra abrazarían el sistema democrático, que es claramente superior.

Además, según la ideología islamista, el sistema islamista es el que todos los pueblos de la tierra quieren. Si no lo quieren, es porque no lo han probado o porque alguien les impide practicarlo. Pero, si lo probaran de forma libre, todos los pueblos de la tierra abrazarían el sistema islamista, que es claramente superior.

Como Estados Unidos estaba convencido de que los afganos querían un sistema democrático, aunque dijeran todo lo contrario, no se consideraron invasores, sino libertadores. Cuando mataban a gente para imponer el sistema democrático, lo hacían por su bien.

Como Pakistán estaba convencido de que los españoles querían un sistema islamista, aunque dijeran todo lo contrario, no se consideraron invasores, sino libertadores. Cuando mataban a gente para imponer el sistema islamista, lo hacían por su bien.

Después de años de matar centenares de miles de personas, Estados Unidos consiguió implantar un sistema democrático en partes de Afganistán, usando la fuerza militar y muchísimo dinero para los nuevos dirigentes de estas zonas (que muchos dirigentes se robaron).

Los afganos de estas zonas se comportaban de una forma que se aproximaba a la democracia occidental, básicamente porque el ejército americano les obligaba por la fuerza a comportarse así. Esto fue saludado por el mundo democrático como «avances democráticos», cuando era sólo un mundo artificial sostenido por la coacción y por ingentes cantidades de dinero, una Disneylandia de la democracia. Viendo estos «avances», el mundo democrático se reafirmó en su creencia de que lo que querían los afganos y todo el mundo era democracia.

Después de años de matar centenares de miles de personas, Pakistán consiguió implantar un sistema islamista en partes de España, usando la fuerza militar y muchísimo dinero para los nuevos dirigentes de estas zonas (que muchos dirigentes se robaron).

Los españoles de estas zonas se comportaban de una forma que se aproximaba al islamismo, básicamente porque el ejército pakistaní les obligaba por la fuerza a comportarse así. Esto fue saludado por el mundo islamista como «avances islamistas», cuando era sólo un mundo artificial sostenido por la coacción y por ingentes cantidades de dinero, una Disneylandia del islamismo. Viendo estos «avances», el mundo islamista se reafirmó en su creencia de que lo que querían los españoles y todo el mundo era islamismo.

Sin embargo, en las montañas, quedaban afganos que rechazaban la democracia y la invasión militar. Querían conservar la independencia de su país y su estilo de vida tradicional no democrático. Los ciudadanos de Estados Unidos, fanáticos de la ideología democrática, no podían concebir esto: les rompía todos los esquemas.

Sin embargo, en las montañas, quedaban españoles que rechazaban el islamismo y la invasión militar. Querían conservar la independencia de su país y su estilo de vida tradicional no islamista. Los ciudadanos de Pakistán, fanáticos de la ideología islamista, no podían concebir esto: les rompía todos los esquemas.

Los ciudadanos de Estados Unidos pensaban: «¿No se dan cuenta de que la democracia (y todo lo que va con ella) es mucho mejor? ¿Por qué no nos saludan como libertadores? Es cierto que los matamos de forma inmisericorde. El otro día, se tiró una bomba a una boda porque se creía que había un dirigente de la resistencia afgana. Murieron los novios y todos los invitados, pero deben saber que lo hacemos por su bien. Una novia ha muerto (nosotros lo lamentamos mucho), pero todas las otras mujeres están más cerca de probar el sistema democrático, que es lo mejor para ellas. Deben saber que les matamos por su bien, para darles ese sistema democrático superior que los afganos dicen que no quieren, pero nosotros sabemos que en el fondo quieren. ¿Por qué no nos comprenden?»

Los ciudadanos de Pakistán pensaban: «¿No se dan cuenta de que el islamismo (y todo lo que va con él) es mucho mejor? ¿Por qué no nos saludan como libertadores? Es cierto que los matamos de forma inmisericorde. El otro día, se tiró una bomba a una boda porque se creía que había un dirigente de la resistencia española. Murieron los novios y todos los invitados, pero deben saber que lo hacemos por su bien. Una novia ha muerto (nosotros lo lamentamos mucho), pero todas las otras mujeres están más cerca de probar el sistema islamista, que es lo mejor para ellas. Deben saber que les matamos por su bien, para darles ese sistema islamista superior que los españoles dicen que no quieren, pero nosotros sabemos que en el fondo quieren. ¿Por qué no nos comprenden?»

Después de veinte años, muchos millones de dólares y centenares de miles de muertos, Estados Unidos decide que la guerra no puede ganarse en Afganistán. Algo incomprensible, pues pensaban que los afganos abrazarían el sistema democrático con pasión y que sólo hacía falta tirar unas pocas bombas para que Afganistan tuviera un sistema de vida parecido a Estados Unidos. Al fin y al cabo, todo el mundo es como Estados Unidos, quiere las mismas cosas y el objeto máximo de su anhelo se llama «democracia».

Después de veinte años, muchos millones de dólares y centenares de miles de muertos, Pakistán decide que la guerra no puede ganarse en España. Algo incomprensible, pues pensaban que los españoles abrazarían el sistema islamista con pasión y que sólo hacía falta tirar unas pocas bombas para que España tuviera un sistema de vida parecido a Pakistán. Al fin y al cabo, todo el mundo es como Pakistán, quiere las mismas cosas y el objeto máximo de su anhelo se llama «islamismo».

Todavía Estados Unidos no ha dejado Afganistán y los ejércitos afganos conquistan el territorio de forma veloz y sin esfuerzo. A pesar de la insistencia de los Estados Unidos de que los afganos quieren la democracia, nadie hace la mínima oposición al avance del ejército afgano, que goza de una gran popularidad y es recibido como los libertadores de una invasión extranjera. Estados Unidos sigue insistiendo que ellos son los libertadores y el ejército afgano es el invasor, pero los afganos no parecen estar de acuerdo. No hay ninguna oposición, ninguna guerrilla, nada. Se trata de un paseo militar que deshace en 20 días el sistema democrático que se impuso en 20 años, lo que quiere decir que el sistema nunca echó raíces entre la población afgana. 

Todavía Pakistán no ha dejado España y los ejércitos españoles conquistan el territorio de forma veloz y sin esfuerzo. A pesar de la insistencia de Pakistán de que los españoles quieren el islamismo, nadie hace la mínima oposición al avance del ejército español, que goza de una gran popularidad y es recibido como los libertadores de una invasión extranjera. Pakistán sigue insistiendo que ellos son los libertadores y el ejército español es el invasor, pero los españoles no parecen estar de acuerdo. No hay ninguna oposición, ninguna guerrilla, nada. Se trata de un paseo militar que deshace en 20 días el sistema islamista que se impuso en 20 años, lo que quiere decir que el sistema nunca echó raíces en la población española. 

Después de 20 años, billones de dólares y centenares de miles de muertos, Estados Unidos podría llegar a la conclusión de que los afganos no querían la democracia y de que no todos los pueblos del mundo quieren el mismo sistema. Pero para Estados Unidos, la democracia se ha convertido en una religión incontestable y no pueden admitir esto. Por ello, muchos buscan excusas para justificar su fantasía democrática. Encuentran un afgano entre mil que le gustaba el sistema democrático y lo presentan como si todos los afganos fueran así. O dicen que los comportamientos democráticos que se dieron obligados por la fuerza o la corrupción eran unos «avances» que se perdieron. La guerra debería haber continuado y matar a centenares de miles de afganos más, porque la democracia vale la pena y, si se hubiera insistido, los afganos hubieran abrazado el sistema democrático, porque es lo que realmente quieren, aunque digan lo contrario.

Esto es, simplemente, la expresión del fanatismo más extremo. Sin embargo, la gente que piensa así no se considera fanática. Cree que ve la realidad tal como es y que sólo quiere el bien de todo el mundo.

Después de 20 años, billones de dólares y centenares de miles de muertos, Pakistán podría llegar a la conclusión de que los españoles no querían el islamismo y de que no todos los pueblos del mundo quieren el mismo sistema. Pero para Pakistán, el islamismo se ha convertido en una religión incontestable y no pueden admitir esto. Por ello, muchos buscan excusas para justificar su fantasía islamista. Encuentran un español entre mil que le gustaba el sistema islamista y lo presentan como si todos los españoles fueran así. O dicen que los comportamientos islamistas que se dieron obligados por la fuerza o la corrupción eran unos «avances» que se perdieron. La guerra debería haber continuado y matar a centenares de miles de españoles más, porque el islamismo vale la pena y, si se hubiera insistido, los españoles hubieran abrazado el sistema islamista, porque es lo que realmente quieren, aunque digan lo contrario.

Esto es, simplemente, la expresión del fanatismo más extremo. Sin embargo, la gente que piensa así no se considera fanática. Cree que ve la realidad tal como es y que sólo quiere el bien de todo el mundo.

FIN


Anexo: Estudio del Pew Research Center, que presenta el porcentaje de musulmanes que prefieren que la sharía (ley tradicional islámica) sea la ley oficial del país. En Afganistán es el 99% Recuerde esto cuando les digan que todos los afganos quieren la democracia y el feminismo y que los talibanes no les dejan.