Sobre la democracia

Más allá de la versión de democracia que se elija, mi opinión sobre la democracia es más de fondo.

La democracia como sistema poco común en la historia

Como sistema político, la democracia es extremadamente rara en la historia de la humanidad.

Tomemos el caso mejor para la democracia, que es Grecia. Desde la prehistoria, hubo miles de años de monarquías. Después durante doscientos años, la democracia se hizo presente en Grecia.

La democracia no duró todos los doscientos años (así, Atenas basculó entre democracia y oligarquía), ni en toda Grecia (Esparta tenía una diarquía y otras polis tenían oligarquías).

Después de ese breve intervalo parcial e interrumpido, hay que esperar 2200 años de monarquías para llegar a la democracia en Grecia (en el siglo XX). Y estamos hablando del mejor caso.

¿Por qué la democracia es tan rara? Bueno, una de las explicaciones populares es que los antiguos eran todos unos tontos y por eso eligieron sistemas de gobierno nefastos. Nosotros somos muchos más listos, sólo porque hemos nacido después y nuestros conocimientos son más avanzados, así que hemos encontrado el sistema político ideal. ¿Quién quiere leer a Aristóteles si tenemos la «»»sabiduría«»» de Fernando Savater?

Pero el ser humano no ha cambiado, al contrario de la ciencia y tecnología. Por eso, uno puede leer libros antiguos que hablan del ser humano y puede encontrar verdades eternas sobre la naturaleza humana (que los modernos prefieren ignorar y después se quejan cuando las cosas van mal). Así, lee «La República» de Platón y dime si lo que dice de la democracia y su autodestrucción no lo estamos viendo todos los días en nuestros tiempos. Después lee a los teóricos de la democracia y mira si han refutado a Platón y quién tiene la razón.

Pero, como esto sería muy largo, comencemos a analizar aquí los fundamentos básicos de la democracia desde el punto de vista racional

¿Qué es el poder?

En la vida, se presenta una innumerable variedad de situaciones para las que hay que tomar una decisión. Si la situación sólo involucra una persona, normalmente esta persona toma la decisión, según su opinión y parecer.

Un problema más complejo se da cuando la situación involucra un colectivo (es decir, varias personas). Cada persona puede tener una opinión diferente sobre la mejor decisión que se debe tomar para gestionar la situación. ¿Qué decisión se tomará, si los miembros del colectivo proponen decisiones diferentes?

Normalmente, este dilema se resuelve identificando uno o varios individuos (de dentro o fuera del colectivo) que tomarán la decisión que crean conveniente y todos los otros miembros del colectivo acatarán esa decisión. A esta persona o personas que toman la decisión, se dice que tienen el «poder» (de decisión) en esta situación. Así, el poder de decidir si se aplica el fuera de juego en el minuto 16:03 de un partido Madrid-Barça determinado lo tiene el árbitro de ese partido.

Si un individuo o individuos tienen el poder de decisión sobre todas las situaciones que se dan en un ámbito determinado, se dice que tienen el poder en este ámbito (por ejemplo, el árbitro tiene el poder en el partido que arbitra o el poder en la familia lo tienen los padres, pues tienen el poder de decisión en todas las situaciones que se dan en la familia).

Hay dos tipos de poder: el poder formal es el que reconocen abiertamente todos los miembros del colectivo (así, un árbitro, un político o un rey). El poder informal es un poder que los miembros del colectivo no reconocen como tal pero que toma decisiones influenciando de forma indirecta a aquellos individuos que tienen el poder formal.

Así, alguien como el cardenal Richelieu es un ejemplo de poder informal, pues tomó decisiones sobre Francia aunque los franceses no lo reconocían como aquel que debía tomarlas. Lo hizo influyendo a los que tenían el poder formal (el rey y la regente). De esta manera, él tuvo el poder (informal) sobre Francia por un largo tiempo (manipulando como marionetas a los que tenían el poder formal) y tomó todas las decisiones políticas importantes en Francia durante este periodo.

Durante la historia, muchas reinas han sido expertas en el poder informal, influyendo sobre sus esposos, que tenían el poder formal. También muchas veces los poderes económicos han sido poderes informales que han tomado decisiones basándose en su influencia en el poder político formal. Incluso esto puede hacerse de forma abierta y no oculta (los «lobbies» en Estados Unidos).

Mecanismos de poder

Como he dicho, el poder es la capacidad de tomar decisiones para un colectivo en una o varias situaciones. En lo que se refiere al poder formal, sólo hay unos pocos mecanismos de toma de decisiones:

  • Decisión por consenso. Se toma la decisión en la que todos los miembros del colectivo están de acuerdo. En este caso, el poder formal lo tienen todos los miembros del colectivo. Por ejemplo, la mayoría de decisiones en un grupo de amigos.
  • Decisión por mayoría. Se toma la decisión en la que la mayoría de miembros del colectivo están de acuerdo. En este caso, el poder formal lo tienen los miembros del colectivo que tienen la opinión mayoritaria. Por ejemplo, las votaciones entre un grupo de amigos sobre qué película se debe ver.
  • Decisión por autoridad. Se identifica a una o varias personas reconocidas por el colectivo como los que deben tomar la decisión (a los que se llama «autoridades»).  En este caso, el poder formal lo tienen la autoridad o autoridades. Estas autoridades pueden ser de dentro o fuera del colectivo. Por ejemplo, la resolución de un juez sobre un divorcio es un ejemplo de decisión por autoridad.

En el último caso, si hay varias autoridades, hay que determinar cómo se ponen de acuerdo entre ellas y para ello aplican la decisión por mayoría o por consenso. De esta manera, estos tres mecanismos de poder formal pueden combinarse. Así, por ejemplo, un recurso ante el Tribunal Constitucional español combina los mecanismos segundo y tercero. Por el mecanismo de autoridad, son los jueces del Tribunal quien tienen la autoridad para tomar la decisión (y nadie más). Pero, como entre ellos hay diferentes opiniones, votan y la decisión se toma por el mecanismo de mayoría entre ellos.

En una familia moderna, se toman las decisiones por autoridad (los padres deciden). Pero como son dos, deben tomar la decisión por consenso (al menos, en lo que refiere al poder formal, porque los maridos mediterráneos y latinos siempre se han quejado que las mujeres son las que mandan, apoyándose en su poder informal de persuasión).

En cuanto a los mecanismos del poder informal pueden ser mil, pero se reducen a tres:

  • Relaciones humanas. La esposa o el amigo del individuo que tiene el poder formal puede influir en él basándose en la relación que le une a este individuo. Esto se basa en la tendencia natural que tenemos las personas de ayudar y hacer caso a nuestros seres queridos.
  • Incentivos. Se puede dar al individuo que tiene el poder formal algo que este desea (dinero, sexo, trabajo, ocultar secretos vergonzosos, etc.) a cambio de influir en su decisión .
  • Información. Se puede proporcionar información a quien tiene el poder formal para influir sobre su decisión. Esta información puede ser cierta o falsa (aunque normalmente es falsa, pues, por cada verdad existen mil mentiras, así que hay más de donde escoger). Por ejemplo, la propaganda. En casos extremos, se puede adoctrinar o lavar el cerebro a quien tiene el poder formal.

El mecanismo de decisión por mayoría en el poder formal

Volviendo al poder formal, la democracia es un sistema político que se vende como basado en el mecanismo de decisión por mayoría, aunque no es realmente así. Hay que distinguir la retórica de la democracia de la democracia que existe en el mundo real. Esto lo veremos más adelante.

El hecho es que el mecanismo de decisión por mayoría sólo funciona bien en unos pocos casos: colectivos pequeños en el que todo el mundo tiene aproximadamente el mismo grado de conocimiento y experiencia sobre el problema.

Por ejemplo, después de Grecia, el mecanismo de decisión por mayoría reaparece en los monasterios medievales, como forma de elegir al abad del monasterio. En este caso, todos conocen a todos y saben quien es el mejor líder (el mecanismo no es perfecto porque nada humano lo es, pero funciona razonablemente bien en la mayoría de ocasiones).

Sin embargo, en colectivos grandes o que hay grandes diferencias en el grado de conocimiento o experiencia del problema, el mecanismo de decisión por mayoría resulta totalmente inadecuado.

Imagínate que tenemos que decidir qué cirugía hay que aplicar al paciente X de un hospital. Llamemos a todos los empleados del hospital (mujeres de la limpieza incluidas) y votemos qué cirugía le vamos a dar al paciente. ¿Te parece sensato esto?

O tengamos una empresa como Microsoft o Facebook. Para tomar las decisiones sobre la estrategia comercial de la empresa, llamamos a todos los empleados (hasta el tipo que da mantenimiento a la impresora o el vigilante del aparcamiento) y votamos. ¿Verdad que esto es alocado?

En el mundo real, en los dos casos, se decide por el mecanismo de autoridad: el primer caso lo decide el médico y el segundo, el jefe de la empresa (sin perjuicio de que estos puedan consultar a otras personas, pero el poder – formal – de decisión es últimamente de la persona que tiene la autoridad).

Entonces, ¿como es posible que la dirección de un país, que es algo mucho más complejo que manejar una empresa, se tome la decisión por mayoría?

Por ejemplo, ¿quién decide la política comercial de España? ¿El pueblo, que no tiene ni idea de cómo es la política comercial de España?

¿O el pueblo elige a los políticos porque ha escuchado sus ideas sobre la política comercial de España y elige a quien tiene las mejores ideas sobre la política comercial de España?

¿Has visto hablar de la política comercial de España en una campaña electoral? ¿Has visto a alguien que vote a un partido por sus ideas sobre política comercial?

Entonces, ¿quién decide la política comercial de España si los ciudadanos no lo hacen?

Análisis de la democracia desde el punto de vista del poder formal

La evidencia es que, de la misma forma que una empresa o un hospital no se decide por mayoría, tampoco la política de un país se decide por mayoría.

En realidad, en lo que se refiere al poder formal, la democracia establece un sistema de dos niveles: las decisiones importantes se deciden por autoridad y sólo las decisiones menos importantes se toman por mayoría.

Sin embargo, el sistema se vende como «la decisión de la mayoría» o «la voluntad del pueblo». Aquí vemos una diferencia entre la retórica de la democracia y la democracia real.

Que, en la democracia, el principio de autoridad es más importante que el principio de mayoría es fácil de ver. Así, por ejemplo, aunque la mayoría de españoles decidiera en un referéndum que hay que matar a los judíos, esto no podría hacerse, porque todos deben obedecer las leyes.

Así, sólo se puede votar lo que no está fuera de la ley, lo que la ley establece que se puede votar (muy pocas cosas) y sólo se puede votar en las escasas ocasiones que la ley establece.

En una primera aproximación, se podría decir que la democracia establece dos niveles: el nivel más importante es el respeto a la ley y el menos importante es el principio de mayoría recogido en las votaciones. En caso de conflicto, gana el primero y el segundo es restringido de forma radical por el primero.

Pero esto es incompleto: la ley no es un papel que tenga poderes mágicos para imponer su voluntad sobre las personas. La ley no existe en un papel (físicamente, sólo hay tinta o destellos de luz en una pantalla) sino en la mente de las personas. Si todas las personas del mundo desaparecieran, la ley dejaría de existir, aunque quedarían algunas manchas de tinta que no se distinguirían de otras manchas de tinta similares. La ley sólo existe en cuanto que las personas la utilizan como instrumento para mediar entre sus relaciones de poder.

Así, obedecer a la ley es, en el fondo, obedecer a los que hacen, interpretan y ejecutan las leyes (políticos, jueces, funcionarios, policías). Es decir, a las autoridades. Por ello, obedecer a la ley es obedecer a las autoridades.

Y es por eso que, en democracia, el mecanismo de autoridad (a través de las leyes) tiene prioridad sobre el mecanismo de mayoría.

Puedes ver la diferencia entre la retórica y la realidad de la democracia en el independentismo catalán, que usa la retórica de la democracia como voluntad de la mayoría («Volem votar», «La voluntat del poble») para saltarse el sistema democrático (que como he dicho, se basa en el principio de autoridad según la ley y sólo subsidiariamente en el principio de mayoría).

Cuando el juez Llarena impide que Puigdemont sea presidente, los independentistas se quejan: «¿Quién es ese señor para decir que el político votado por mayoría por el pueblo de Cataluña no puede ser presidente? ¡Esto es antidemocrático!»

En realidad, no es antidemocrático, aunque sí es contra el mecanismo de decisión por mayoría. Pero, como he dicho, la democracia tiene un principio más importante que la mayoría y es la autoridad. ¿Quién es el juez Llarena? Una autoridad, eso es lo que es, que según el sistema tiene el poder de decidir sobre Puigdemont. Por eso sus decisiones son decisiones democráticas (nos gusten o no).

En general, en una democracia, la Administración (en sentido amplio, compuesta de funcionarios, jueces y políticos) tiene prioridad sobre las Votaciones, por lo que el principio de autoridad tiene prioridad sobre el principio de mayoría. Cuando los ciudadanos de California votaron para quitar los beneficios a los inmigrantes ilegales, una juez declaró que esto era ilegal y ahí se acabó todo. Cuando los ciudadanos de algunos estados americanos votaron en contra del matrimonio gay, la Corte Suprema de Justicia aprobó el matrimonio gay y ahí se acabó todo. En una democracia, siempre el principio de autoridad tiene prioridad sobre el principio de mayoría.

Se podría decir que la Administración ha sido elegida por el pueblo, y por lo tanto, que el pueblo decide de forma indirecta. Pero, por cada político elegido por el pueblo, hay centenares de empleados de la Administración (funcionarios, asesores, policías, jueces) no elegidos por el pueblo (vi hace unos años la cifra exacta de algún país, que no recuerdo, pero eran centenares). Y ya no hablemos de la burocracia de Bruselas o de los jueces alemanes que tienen poder sobre Puigdemont.

Esto ya reduce mucho la libertad del pueblo para elegir: sólo se eligen unos pocos miembros de la administración (los políticos elegidos de forma directa) y, sólo se elige aquello que el principio de autoridad (codificado en la ley) deja que se elija, lo que es muy poco.

Ya esto se aleja de la retórica de la democracia que nos meten por todas las escuelas y los medios, según el cual la democracia es el gobierno de la mayoría. Pero la realidad es mucho más radical que esto.

Porque la descripción hasta el momento sólo ha tenido en cuenta el poder formal, pero la cosa es más acentuada si se tienen en cuenta el poder informal.

Análisis de la democracia desde el punto de vista del poder informal

La realidad es más radical porque los poderes formales son influidos por los poderes económicos e ideológicos que hay detrás (es decir, por los poderes informales). Nos centraremos en los poderes económicos, porque son más fáciles de describir. Una discusión de los poderes ideológicos ligados a los económicos quedará para otra ocasión.

Esta influencia de los poderes informales sobre los políticos se lleva a cabo a través de una serie de mecanismos (por ejemplo, para los poderes económicos, algunos de los mecanismos son la financiación de los partidos políticos, las presiones sobre la deuda externa de los países, influencia sobre políticos específicos por sobornos o chantajes, etc). Todos ellos se reducen a una combinación de los vistos más arriba: relaciones humanas, incentivos e información.

¿Por qué el pueblo griego votó contra la política económica de austeridad de la Troika e, inmediatamente después, el gobierno griego aceptó una política aún más austera que la que el pueblo rechazó? Porque la Troika (que representaba a los poderes económicos informales, en general, los bancos alemanes y franceses acreedores de la deuda griega) le dijo a Grecia que, si no aceptaba esa política, iban a dejar caer la economía de Grecia (un caso de incentivo, claramente). La Troika se dio el lujo de endurecer las condiciones, como castigo a que el gobierno griego había planteado el referendum, para demostrar quien mandaba.

Así, quien manda realmente sobre los ciudadanos no son los políticos o la Administración en general, sino los poderes informales que controlan a estos últimos con mecanismos informales de control, que están totalmente fuera del proceso democrático (que es un sistema de poder formal). Como dicen los americanos, «Where is the power? Follow the money…»

Hay cuatro mecanismos principales con los que los poderes informales controlan a los ciudadanos en una democracia:

1) La selección de lo que está dentro del debate político y lo que no. Nunca verás un debate en el Parlamento o un referendum sobre si a España le interesa la inmigración musulmana o sobre el sistema económico que tenemos (capitalismo global con fuerte componente estatal). O si se debería volver al proteccionismo para luchar contra la competencia desleal china. En estos aspectos, todos los partidos están misteriosamente de acuerdo y nadie saca el tema a la luz pública.

Esto deja reducida la votación a temas menores. Por ejemplo, en el tema del matrimonio gay que se planteó hace unos años, tu podías votar al PP (que proponía que los gays tuvieran los mismos derechos que un matrimonio pero sin el nombre «matrimonio») o al PSOE (que proponía que los gays tuvieran los mismos derechos que un matrimonio pero con el nombre «matrimonio»). Al final, que puedas votar sólo sobre el nombre, mientras que los derechos legales son exactamente los mismos, no se puede considerar el colmo de la libertad. Y menos en un tema menor, como el matrimonio gay.

En los gobiernos de Rajoy, el PP está haciendo exactamente la misma política (económica y social) que hizo el PSOE de Zapatero, con algún matiz muy menor. Pero tu te sientes libre, porque puedes elegir entre el PP (que es «la derecha») y el PSOE (que es «la izquierda»). Así que, como digo siempre, puedes elegir entre el helado de vainilla con gota de chocolate (que se te vende como «helado de chocolate») y el helado de vainilla con gota de fresa (que se te vende como «helado de fresa»). Si lo que te gusta es la pizza, te puedes fastidiar.

Es como aquello que se decía de los primeros autos de Ford: «puede elegir el color que quiere para su auto, siempre que este color sea el negro». Como ves, es una estafa para hacerte creer que tú tienes un poder de decisión que, en realidad, no tienes. Quien controla las opciones posibles que se pueden decidir, controla la decisión.

Noam Chomsky lo puso así:

«La forma inteligente de mantener a la gente pasiva y obediente es limitar estrictamente el espectro de opinión aceptable, pero permitir un debate muy animado dentro de este espectro – incluso fomentar las opiniones más criticas y disidentes. Esto da a la gente la sensación de que hay pensamiento libre, mientras que los límites sobre el ámbito de debate refuerzan continuamente los supuestos básicos del sistema» 

Sin embargo, hay que hacer elecciones, y algún tema menor se debe votar. También los poderes informales permiten que se hagan elecciones sobre temas importantes, cuando se sienten seguros de que el resultado de las elecciones será el que ellos quieren (por ejemplo, el referendum sobre la Constitución Europea en España, que se sabía meses antes que iba a ganar con amplia mayoría, pues en España siempre se ha visto con admiración lo que llega del otro lado de los Pirineos).

¿Cómo controlar eso para que se haga lo que el poder quiere en estas votaciones que sí se permiten? Hay otros mecanismos.

2) La educación. ¿Te crees que el hecho de que la educación haya ido en la misma dirección ideológica en todos los países occidentales es una casualidad?

3) Los medios. ¿Te crees que el hecho de que todos los medios occidentales tengan la misma ideología básica hasta en la series de televisión es casualidad?

¿Cómo crees que ha habido tantos independentistas en Cataluña? ¿Ha sido una decisión del pueblo que ha evolucionado de forma natural? ¿Han estudiado racionalmente los catalanes el tema de la independencia y han llegado a la conclusión de que la independencia es lo mejor para ellos? ¿O décadas de TV3, RAC1 y adoctrinamiento escolar nacionalista han dado sus frutos? 2) y 3) explican esto.

¿Te crees que es mejor en el resto de España? Mira la serie «Aquí no hay quien viva» y verás cómo te van metiendo todas las píldoras del pensamiento políticamente correcto una tras de otra.

¿Cómo crees que la gente llegó a creer una absurdidad como que un hombre que se corta el pene y se pone hormonas es una mujer y, si no lo crees, eres peor que Hitler? ¿Acaso un loco que se cree Napoleón, se corta las piernas para ser más bajito y se hace la cirugía estética para parecerse a Napoleón es realmente Napoleón? ¿Un hombre de 60 años que cree que es joven y se rejuvenece por la cirugía es realmente joven? ¿Es la voluntad y la apariencia lo único que determina la realidad?  ¿No hay cromosomas XY en cada una de las células de esta gente que todos debemos reconocer como «mujeres»? Esto es simplemente absurdo y sólo se cree porque el machaqueo en los medios es constante.

(Hoy en día es todavía peor, por ejemplo, en Estados Unidos, que marca la tendencia: basta con decir «me siento mujer» para que te tengan que reconocer como mujer y dejar entrar en los baños de señoras aunque tengas una p*lla de medio metro. Cuando Carolina del Sur quiso obligar a que los «transexuales» (no existe esa cosa) se cambiaran de sexo legalmente antes de acceder a los baños de señoras, hubo toda una campaña acusando a este estado de intolerante y homofóbico)

Así, como recopilación de 1), 2) y 3), sólo nos dejan votar lo que les interesa, y cuando votamos, ya nos han lavado el cerebro para que no nos salgamos del camino.

Pero bueno, incluso 1), 2) y 3) tienen sus fallos. No hay nada perfecto. ¿Qué pasa cuando 1, 2 y 3 fallan (eso pasa, aunque son casos muy raros)?

4) Simplemente, se manipula a los políticos para que no hagan caso a las votaciones.

Se suponía que la Constitución Europea iba a ser votada mayoritariamente en referendum por todos los países europeos, pero no fue así. Dos países la rechazaron. Se le cambió el nombre a «Tratado de Lisboa» y este ya no se hizo votar a los ciudadanos. Se pasó por votación de los parlamentos, que pueden ser mejor controlados por los poderes informales.

Se planteó la votación del Brexit, porque se pensaba que el Brexit iba a perder. Ganó el Brexit y ahora están haciendo mil negociaciones para que el Brexit quede en nada, en cuatro asuntos sin importancia y cosas nominales.

Ya te he contado de que sirvió la votación de Grecia sobre la política de austeridad de la Troika.

Son casos raros, 4) es el último mecanismo de emergencia cuando 1), 2) y 3) fallan, lo que es muy raro. Pero, al final, lo que quiere el poder se hace, digan lo que digan los ciudadanos.

La democracia como una oligarquía deshonesta

En resumen, Aristóteles dividió los sistemas de gobierno en tres clases: monarquía (el gobierno de uno), oligarquía (el gobierno de unos pocos) y democracia (el gobierno de muchos).

(Aristóteles hablaba de «aristocracia» y usaba «oligarquía» para la perversión de la aristocracia, pero no quiero entrar en detalles)

Pero, en realidad, la democracia no es el gobierno de muchos, sino el gobierno de los pocos que controlan a los muchos, por los mecanismos que acabo de explicar, es decir, 1), 2), 3) y 4).

(Esto era también así en tiempos de Aristóteles, cuando los nobles dominaban la democracia ateniense).

Por lo tanto, la democracia es sólo una oligarquía camuflada. En teoría, deciden los muchos, pero en la práctica deciden los pocos (poderes económicos e ideológicos principalmente).

Cuando vivía Franco, tenía el apoyo mayoritario de la población. ¿Era eso porque la gente creía que la dictadura franquista era el mejor sistema político y había estudiado sesudos libros de teoría política para llegar a esta conclusión? ¿O porque creía lo que decían en la tele?

De 1975 a 1980, España pasó de ser mayoritariamente franquista a antifranquista. ¿Era eso porque la gente había estudiado sesudos libros de teoría política y había llegado a la conclusión de que la democracia es el mejor sistema? ¿O porque creía lo que decían en la tele?

Me sabe mal decirlo, pero la mayoría de la gente son borregos y hacen lo que se les dice. Esto siempre ha sido así y siempre será así, al menos hasta que se altere la especie humana con ingeniería genética (si es que esto pasa y se cambie en este sentido).

Churchill lo puso así: «El mejor argumento contra la democracia es una charla de cinco minutos con el votante medio«.

En la democracia, la mayoría hace lo que se les dice. En esto no se diferencia de otro sistema político.

Sin embargo, aunque la democracia es una oligarquía camuflada, es peor que las oligarquías clásicas, porque es deshonesta. Es una mentira. En una oligarquía clásica, tú sabes quien manda. Si estás completamente en desacuerdo con lo que hace, puedes hacer una revuelta, matarlo (o encarcelarlo) y poner a otro.

En una democracia (u oligarquía camuflada), los que mandan son los poderes informales detrás de los políticos, pero tú crees que mandas tú y tus semejantes.

Así, si los poderes te explotan de forma inmisericorde, tu crees que basta con votar a otros para que las cosas cambien. Después llegan los otros y hacen lo mismo. Entonces votas a otros, que hacen lo mismo. Esto pasó en Grecia. Se votó a Syriza (el Podemos griego) para acabar con la austeridad y Syriza está siendo más austero que los de la derecha austera.

Al final, todo lo malo que te pasa, tú lo atribuyes a que el pueblo lo ha decidido, cuando no es así. El crecimiento del nacionalismo en Cataluña ha tenido siempre la oposición de la mayoría de españoles, pero todos los gobiernos españoles han dado alas al nacionalismo.

Si los poderes económicos deciden que España debe romperse, votes al PP o al PSOE, España se romperá, más pronto o más tarde (de hecho, Rajoy ha dado alas al independentismo con su pasividad total, no digo que sea por este motivo pues no tengo pruebas, pero podría serlo). Si los poderes económicos deciden que los musulmanes nos reemplacen, nos reemplazarán. Si los poderes económicos deciden que seamos un país de pobres y ricos, con poca clase media, de estilo económico latinoamericano, lo seremos. No digo que estas cosas estén pasando (habría que verlo), hablo de forma hipotética.

Tu votarás lo que quieras y, al final, los políticos harán lo que los poderes informales quieran. Después dirán que esto ha pasado porque «es la voluntad del pueblo».

Es por eso que la democracia es la tiranía perfecta. Porque tú no tienes el poder (en eso no es diferente a otros sistemas políticos) pero te crees que tienes el poder (en eso es diferente de otros sistemas, que todo el mundo sabe quien manda). Así que no puedes rebelarte contra los que, de verdad, tienen el poder.

Así, te pueden j*der de forma inmisericorde y tú no te rebelarás, porque crees que la culpa la tienes tú y tus semejantes y la solución la tienes tu y tus semejantes, simplemente votando a otro partido. Que después las votaciones no sirvan de nada y que el otro partido hace lo mismo no se te pasa por la cabeza. Siempre estás con la esperanza de que tu voto cambie las cosas y no te rebelas. No puedes rebelarte contra los que te oprimen, porque piensas que el poder lo tienes tú.

Goethe lo puso así: “Nadie está más irremediablemente esclavizado que aquel que cree falsamente que es libre».

En resumen, la democracia es la tiranía en la que los oprimidos no saben que están en una tiranía y, por lo tanto, no pueden rebelarse cuando les explotan de forma brutal. La tiranía perfecta.

Un último problema

Hay otros problemas de la democracia en los que aquí no entraré por el momento, pero déjame mencionar varios escribiéndolo de prisa:

El primero es que la democracia es inestable porque produce una política fiscal laxa.

Una democracia no puede existir como una forma permanente de gobierno. Sólo puede existir hasta que la mayoría descubre que puede votar que el tesoro público sea generoso con ella. Después de esto, la mayoría siempre vota por el candidato que les promete los mayores beneficios con el resultado que la democracia se derrumba por la política fiscal poco rigurosa, siendo seguida siempre por una dictadura y después por una monarquía. Alexander Fraser Tytler ( 1747 – 1813)

El segundo es que el ensalzamiento de la libertad que produce la democracia, hace que se produzca un caos que hace necesaria una tiranía. Esto ya lo vieron los griegos. En concreto, Platón en «La República».

El tercero es que sólo en las democracias, se debe adoctrinar a los ciudadanos, a través de la escuela y los medios, sobre lo que deben pensar  (mecanismos 2) y 3) mencionados anteriormente). Este adoctrinamiento resulta necesario, para que los ciudadanos no se salgan del camino en los pocos asuntos que les dejan votar, como he explicado.

En otros sistemas políticos, basta con castigar al disidente, pero mientras no te opongas al sistema de forma pública, puedes pensar lo que quieras y hacer lo que quieras en tu vida privada y en tus pensamientos.

En cambio en una democracia, hasta te deben decir como debes tratar a tu mujer, tus hijos, qué idioma debes usar, qué géneros gramaticales debes usar, qué opinión debes tener sobre todos los asuntos públicos, cómo debes conducir tus relaciones sexuales, cómo debes pensar, qué valores les debes enseñar a tus hijos (como si no hubiera bastante que los medios y la escuela están lavando el cerebro a tus hijos continuamente).

Así, por ejemplo, durante el franquismo, no podías hablar catalán en el ámbito público (leyes, política) porque estaba prohibido, pero nadie se metía contigo si hablabas catalán en tu ámbito privado o incluso entre los políticos en conversaciones informales – por ejemplo, el alcalde franquista de mi pueblo hablaba siempre en catalán (valenciano) con la gente, excepto cuando venía gente de fuera.

Pero la democracia catalana no se conforma con que se hable catalán en el ámbito público. Tiene que lavarte el cerebro por la escuela y por los medios para que tú también hables catalán en el ámbito privado.  Este adoctrinamiento continuo (por ejemplo, en las series de TV3 sólo hablan español los personajes vulgares y despreciables) es necesario en una democracia pero no en otro sistema de gobierno.

(Intenta buscar que las series franquistas de TVE estuvieran metiendo los principios fundamentales del Movimiento en cada escena: no lo encontrarás)

Y, si eres de la gente resistente al adoctrinamiento y los poderes de la democracia no consiguen lavarte el cerebro de esta manera, al menos pueden conseguir que no puedas expresar tus opiniones libremente, con ayuda de los que sí tienen lavado el cerebro.

Así, por ejemplo, un serbio contaba en Internet que bajo el comunismo él podía hablar de lo que quisiera con sus amigos, mientras que ahora en Europa no puede decir pensamientos políticamente incorrectos porque sus mismos amigos le dan la espalda (lástima no he podido recuperar ese enlace).

Esta ha sido también mi experiencia. No puedo hablar lo que pienso con la mayoría de personas, ni siquiera con la mayoría de mi familia, que reaccionan ante mis opiniones con el horror con el que una persona medieval reaccionaría ante un hereje. El poder intenta lavar el cerebro a todos y lo consigue con las personas más débiles y éstas se convierten en vigilantes del mismo sistema, para que no se expresen opiniones herejes. Y «hereje» se dice en lenguaje moderno: racista, sexista, fascista, retrógrado, homófobo, tránsfobo, islamófobo, antisemita, xenófobo, intolerante y un montón de otros insultos que se usan para callar al adversario cuando uno no tiene argumentos racionales para debatirlo (cuando el poder necesita meter una nueva idea, crea un nuevo insulto, así nacieron «homófobo», «tránsfobo» e «islamófobo», palabras que no existían anteriormente).

Esto no se da en otros sistemas políticos, pues, como no hay votaciones, no se necesita lavar el cerebro a la gente para que vote en las pocas cosas que se las deja votar. La gente no tiene libertad para elegir el sistema político (tampoco lo tiene en la democracia) pero, al menos, tiene libertad en su vida privada y no le están intentando lavar el cerebro de forma continua.

George Orwell lo puso así: «Si quieres una visión del futuro, imagina una bota estampando sobre un rostro humano – para siempre.»

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Para más información:

Democracia: la opinión de un hereje