Teoría de los dogmas (IV): Cómo funciona una causa

0. Introducción

En otro escrito, habíamos visto que el cambio cultural en la cultura occidental, se produce mediante el mecanismo de causa. Una causa es un movimiento de masas político que intenta cambiar la sociedad para que, supuestamente, esta sociedad sea moral.

También habíamos visto que las causas siempre van en una misma dirección: hacia una destrucción de las estructuras intermedias tradicionales que hay entre el Estado y el individuo y a una mayor degeneración (es decir, a un alejamiento de la ley natural)

Habían quedado estas preguntas por responder:

  • 1. ¿Cómo funciona una causa en la cultura occidental?
  • 2. ¿Por qué las causas tienen éxito en la cultura occidental?
  • 3. ¿Por qué las causas no existen en otras culturas?
  • 4. ¿Por qué todas las causas van en una misma dirección? (Más individidualismo, más Estado y alejándose de la ley natural)
  • 5. ¿Cómo las causas producen el cambio en la religión progresista?

En este escrito, se responderán las dos primeras preguntas, dejando las tres últimas preguntas para el escrito final.

1. Cómo funciona una causa

¿Cómo evoluciona una causa en la civilización occidental moderna? Tomemos por ejemplo la legalización del divorcio «sin culpa» que fue una causa en el pasado (y una subcausa de la causa de la promiscuidad).

En toda sociedad, hay gente infeliz. Parte de esta gente infeliz lo está por un aspecto de las convenciones sociales, que están basadas en la ley natural. En este ejemplo, la gente infeliz es la gente que es infeliz en sus matrimonios y quisiera divorciarse, pero el divorcio está prohibido. Entre ellos, pueden discutir que debería permitirse el divorcio «sin culpa».

La causa se hace pública cuando un grupo de poder adopta esta posición y la ve como una forma de extender su poder. Así, el divorcio reduce la natalidad, aumenta la recaudación tributaria, disminuye el costo de la mano de obra y hace más dependientes a los individuos del Estado y de las grandes empresas.

Este grupo de poder se pone como objetivo derribar esta parte de la ley natural. En este caso, legalizar el divorcio.

Lo primero que hay que buscar es presentar este cambio como un aumento de libertad, igualdad y progreso. Esto es fácil pues, como se vio en un escrito anterior, cualquier cambio en cualquier dirección se puede presentar como un aumento de libertad, igualdad y progreso. En el caso del divorcio, se puede decir que los que viven en matrimonios infelices tienen libertad de rehacer sus vidas (a los esposos e hijos abandonados nadie les pregunta), que son iguales a los solteros en buscar su felicidad y que esto es un progreso de la sociedad al hacer a la gente más feliz y más libre.

La causa de legalizar el divorcio comienza a impulsarse en la educación y en los medios de comunicación de forma progresiva y mostrando sólo las ventajas y nunca sus inconvenientes hasta que la causa se impone en toda la sociedad (ver las transparencias de la ventana de Overton para detalles de cómo se consigue esto).

Así, la adopción de una causa pasa por diferentes fases:

Fase 0. Inexistente. La causa no existe para los ciudadanos. A nadie se le ha ocurrido. Imaginemos el movimiento LGBTQ en la Edad Media.

Fase 1. Marginal. Grupos marginales de beneficiarios especialmente motivados adoptan la causa como propia pero es considerada una aberración por la inmensa mayoría de la sociedad. En el ejemplo anterior, grupos de homosexuales especialmente motivados durante los años 60.

Fase 2. En crecimiento. La causa va conquistando la sociedad y acumulando cada vez más partidarios. Este es un proceso que pasa de una causa que sólo es adoptada públicamente por una minoría muy minoritaria de la población a ser contestada sólo por una minoría muy minoritaria de la población. Esta fase puede ser larga y las características dependerán del porcentaje de la población que apoya la causa. La forma con la que una causa crece se explica en las transparencias sobre la ventana de Overton.

Fase 3. Indiscutible. La causa es adoptada por toda la sociedad. No quiere decir que todos la apoyen, sino que los que no la apoyan se ven obligados a guardar silencio, por temor de ser marginados o represaliados. Teóricamente, los partidarios son el 100% de la sociedad. En la práctica, los que no la apoyan pueden ser una minoría o bien una mayoría silenciosa (en estos casos, se dan los fenómenos de «la ley del silencio», también llamada «preference falsification»). De todas maneras, la causa es indiscutible: nadie puede discutirla sin que le marginen, le tachen de mala persona o tomen represalias contra él.

Sin embargo, que una causa sea indiscutible, no quiere decir que haya conseguido sus objetivos. Hay causas indiscutibles que están en progreso y aún no ha conseguido sus objetivos. Además hay causas que van contra la realidad (bien la realidad fáctica o la realidad moral, es decir, la ley natural) y, por lo tanto, nunca pueden conseguir sus objetivos. Esto nos permite dividir las causas indiscutibles en tres subtipos:

Fase 3a. En implementación. Una causa indiscutible que está en el proceso de implementar todos sus objetivos, pero estos objetivos son posibles y se conseguirán con el tiempo.

Fase 3b. Crónica. Una causa indiscutible y que no ha conseguido todos sus objetivos porque estos objetivos son imposibles. Por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres, porque la ciencia demuestra que son biológicamente distintos.

Fase 3c. Finalizada. Una causa indiscutible y que ha conseguido todos sus objetivos. La legalización del divorcio es una de estas causas. En este caso, la causa se olvida porque ya forma parte de la vida normal de la sociedad.

Las sociedades no suelen reconocer que las causas crónicas lo son (por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres). Como son indiscutibles, se supone que se pueden alcanzar y, por lo tanto, que están en implementación. Además, la psicología moderna desde el nominalismo está basanda en el triunfo de la voluntad, por lo que el moderno piensa que todo se puede si uno lucha lo suficiente.

El hecho de que algunos avances temporales en causas crónicas se puedan conseguir mientras se invierten crecientes cantidades de dinero proporciona una coartada que la sociedad usa para autoengañarse sobre la posibilidad de obtener los objetivos de esta causa.

Para más detalle sobre la evolución de una causa, consultar las transparencias de la ventana de Overton y el blog de white fragility.

2. Por qué las causas tienen éxito en la sociedad occidental

Las causas funcionan en la sociedad occidental porque su relación costo/beneficio es bajísima. Así grandes capas de la población occidental (especialmente, a los poderosos y a la gente de izquierda) reciben una variedad de beneficios a un costo muy bajo.

Como se verá, este es un beneficio a corto y medio plazo que produce desastre a largo plazo. No es diferente a una persona que tiene una casa de madera y se calienta quemándola porque es más barato que comprar leña. Sin embargo, a corto plazo, los beneficios son reales y palpables. El hombre moderno, que ya no cree en Dios, ya no le importa el largo plazo (mañana todos estaremos muertos) y siempre puede tener excusas para negar las consecuencias a largo plazo.

Las causas son impulsadas por aquellos que se benefician de ellas y, triunfan como consecuencia de este impulso por partes de amplias capas de la población.

Más concretamente, el costo de apoyar una causa es muy bajo. No hay que donar dinero o hacer voluntariado para apoyar una causa. No hace falta incluso seguir esa causa en la vida privada. Millones de hombres y mujeres «feministas» siguen los roles de género en sus relaciones de pareja, izquierdistas famosos viven en barrios de lujo, gente que defiende la inmigración ilegal vive en barrios de blancos con pureza étnica y lleva a sus hijos a escuelas de blancos.

Lo único que hace falta para apoyar a la causa es decir que uno la apoya. Esto lo puede decir de forma oral, proclamarlo por las redes sociales o ponerse todo tipo de símbolos (signos en el auto o en las casas y, en el propio cuerpo, camisetas, lazos, pines, etc.). Como máximo uno puede ir a una manifestación apoyando la causa. En total, el costo de apoyar una causa y ser considerado partidario de ella es prácticamente cero.

Sin embargo los beneficios que se consiguen pueden ser muy sustanciales y es lo que nos vamos a centrar ahora.

Con más detalle, vamos a ver dos cosas:

2a. Qué tipos de personas se benefician de una causa

2b. Qué tipo de beneficios reciben esas personas de una causa.

2a. Qué tipos de personas se benefician de una causa

Mucha gente obtiene beneficios materiales y psicológicos de una causa. En concreto, estos beneficios pueden recibirlos  los que apoyan a una causa (llamados «partidarios») o bien sólo sus beneficiarios directos u oficiales (llamados «beneficiarios directos» o, simplemente, «beneficiarios» )

Los beneficiarios directos son aquellos que son el objetivo de una causa y que, por lo tanto, se supone que se beneficiaran de forma especial si la causa triunfa (se supone que se benefician, pero muchas veces no se benefician de verdad). Así, los beneficiarios directos de una causa feminista serían las mujeres, los de una causa gay los homosexuales, los de una causa a favor de la inmigración serían los inmigrantes, los beneficiarios directos de una causa de «fat acceptance» los obesos mórbidos, etc.

Los partidarios son, simplemente, aquellos que apoyan a una causa. Las categorías de beneficiarios y partidarios son ortogonales.  Tomemos de ejemplo la causa feminista. Hay partidarios que son beneficiarios (las mujeres feministas) y partidarios que no son beneficiarios (los hombres feministas). Hay también beneficiarios que no son partidarios (las mujeres no feministas) y no beneficiarios que no son partidarios (los hombres no feministas).

Los partidarios pueden clasificarse de esta manera, según el grado de progreso de la causa (se incluyen en cursiva algunos comentarios sarcásticos de este blog):

  • Los formuladores. Intelectuales que formulan los fundamentos teóricos de una causa. Suelen ser intelectuales en universidades y think tanks.
  • Los iniciadores. Aquellos que deciden que debe impulsarse una causa. Son gente poderosa que decide que el tiempo de una causa ha llegado.
  • Los impulsores. Aquellos que tienen como objetivo principal impulsar causas. Están los profesionales que trabajan para causas (por ejemplo, trabajadores sociales o gente de los medios) y aquellos que han hecho de defender las causas el centro de su vida psicológica. Esta gente no puede vivir sin una causa y, si no existieran, se las inventarían.
  • Los seguidores. Aquellos que se benefician de las causas porque están en el ambiente, pero sólo son oportunistas que quieren obtener beneficios de lo que sea.

Esta clasificación es similar a la de adopción de innovaciones, pues una causa es una tipo de innovación.

Otra forma de clasificar a los partidarios es por su clase social:

  • 1. La élite es la que decide qué causa se debe impulsar en un momento dado (son los iniciadores). Puede ser élite financiera o élite de organismos internacionales. Clase alta y super alta.
  • 2. Los intelectuales son aquellos que desarrollan los fundamentos teóricos (son los formuladores). Clase media alta.
  • 3. Los difusores son aquellos que difunden la causa entre la población. Políticos y gente de los medios (una parte de los impulsores). Clase media alta. (Las figuras de los medios de comunicación, los artistas y los políticos que se hacen famosos por adoptar ideales igualitarios y, por lo tanto, se hacen populares entre las muchas personas desencantadas que, porque existe la autoridad, culpan a esa autoridad de sus propios problemas. Este grupo manipula a la manada como directores de una vasta sinfonía de compensación, culpa, miedo y duda.)
  • 4. Los administradores son aquellos que administran la causa (son los funcionarios, una parte de los impulsores). Clase de media alta a media baja. (Una vez que la mafia izquierdista ha ganado el control, los contadores de frijoles entran y deciden quién debe morir para que los subsidios sigan fluyendo.)
  • 5. Los creyentes de base son aquellos que hacen de las causas el centro de su vida psicológica: reciben beneficios psicológicos pero no tangibles  (son otra parte de los impulsores). Clase de media alta a baja. (creen o se han convencido a sí mismos para creer que el igualitarismo es el progreso hacia la utopía y no la ruptura del orden social orgánico en la anarquía subsidiada.)
  • 6. Los seguidores o tontos útiles son aquellos que se apuntan a la causa porque está en el ambiente. Clase de media alta a baja (la gran mayoría de los izquierdistas son personas que simplemente no tienen un propósito en la vida y no tienen explicación para su sensación de no ser tan importantes como creen que deberían ser, o que quieren más cosas gratis del gobierno. Crédulos, se puede contar con este grupo para evitar revisar los hechos o tener una memoria más allá de la ventana de 14 días de un período de cheque de pago, y nunca se dan cuenta de que a pesar de todas las cosas gratis siguen siendo relativamente pobres.)

Como vemos, esta clasificación es la misma que la anterior (s´ólo que se divide a los impulsores de forma más detallada), pero, en vez de centrarse en el progreso de desarrollo de una causa, se centra en los roles de cada uno.

2b. Beneficios que produce una causa

Se describen a continuación los beneficios que reciben los beneficiarios y partidarios de la causa. Para cada beneficio, se indica si es recibido por los beneficiarios directos (se indica adelante como «[Beneficiarios]») o por los partidarios (se indica más adelante como «[Partidarios]») .

Algunos beneficios requieren que la causa no está finalizada. Otros requieren que la causa no sea indiscutible (lo que es un criterio aún más estricto). En cada beneficio se explica cada uno de esos requerimientos.

Los beneficios que proporciona una causa se dividen entre beneficios tangibles (materiales y legales) y beneficios intangibles (psicológicos).

Los beneficios tangibles (materiales y legales) que se derivan son obvios:

1. [Partidarios] [No indiscutible] En la clase alta, está el deseo de poder y dinero. Esto incluye a políticos que defienden la causa, empresarios que se benefician de ella, élites que la usan para aumentar su poder. Para esto, estas personas deben presentarse como los que luchan por que una causa triunfe, por lo que esta no puede ser indiscutible.

2. [Partidarios] [No finalizada] En las clases media y baja, está el deseo de subvenciones, ayudas económicas y puestos de trabajo justificados por la causa (por ejemplo, como Director General de la Mujer o trabajadora social para mujeres inmigrantes). También se incluyen aquí los beneficios de audiencia obtenidos por los medios de comunicación, aunque estos últimamente son más aparatos ideológicos que empresariales. Esta causa no puede estar finalizada para que esto sea posible, pues si se han conseguido los objetivos ya no hay motivo para invertir más dinero en intentar implementar la causa.

3. [Beneficiarios] [No finalizada] Obviamente, los beneficiarios directos reciben beneficios materiales y legales de una causa, como beneficiarios. Así, las mujeres pueden recibir ayudas de una causa feminista u obtener leyes que las benefician. Obviamente, sólo puede darse si la causa no está finalizada. Una causa finalizada (por ejemplo, la legalización del divorcio) no puede obtener estos beneficios, pues no se ve la necesidad de impulsarla. De hecho, ya no se ve como una causa sino como un hecho de la vida.

Pero tan importantes como los beneficios materiales son los beneficios psicológicos, que se detallan a continuación. 

4. [Beneficiarios] [No indiscutible] Lo más obvio: los beneficiarios reciben lo que estaban buscando: una relajación de las convenciones sociales que permita que la sociedad acepte su estilo de vida. Estas convenciones sociales suelen estar basadas en la ley natural, por lo que suele pasar que lo que se acepta es una violación de la ley natural (caso de la promiscuidad sexual) o, incluso de la realidad fáctica (caso de los trans).

Se trata de usar la aprobación social para luchar contra el sentimiento de vergüenza o deshonor (que es social) así como intentar apagar el sentimiento de culpa o de reconocimiento de la realidad (que son individuales).

(El hecho de que la conciencia (la culpa) y el reconocimiento de la realidad no se puedan apagar definitivamente, hará que los beneficiarios busquen la aprobación social y eviten la desaprobación más y más, como formas de apagarlas temporalmente. Si tienen acceso al poder, los beneficiarios acabarán implantado un estado de cosas totalitario, en el que la aprobación de su conducta contraria a la ley natural o la realidad fáctica es obligatoria y la desaprobación está prohibida, como se explica en otro escrito.)

Los beneficios de los puntos 3 y 4  los llamaremos «beneficios oficiales» pues son los que se usan para impulsar una causa. Los otros beneficios (del punto 1 al 2 y del 5 al 12) se llamarán «beneficios ocultos», pues no suelen considerarse al defender o atacar una causa.

5. [Beneficiarios] [No indiscutible] Validar la trayectoria vital. Muchos de los que apoyan las causas son gente que no le ha ido bien en la vida, a veces por las circunstancias, pero, la mayoría de las veces, por sus propias decisiones. La izquierda fomenta esas malas decisiones y las justifica una vez se han tomado. La responsabilidad de los errores personales se transfiere a la sociedad y la persona queda libre de culpa (esto viene directamente de Rousseau).

Así, esta gente no se siente culpable por sus errores ni toma la responsabilidad de enmendarlos o intentar no volverlos a cometer. Es la responsabilidad por los propios errores lo que define la adultez, por lo que las masas de la izquierda se encuentran infantilizadas, en un estado de desarrollo detenido. Se trata de luchar contra el sentimiento de responsabilidad: reconocer los propios errores y luchar para no volverlos a cometer.

Es decir, las causas son los medios por los que la izquierda transmite a la sociedad  la culpa de los fracasos personales. Veamos, por ejemplo, la causa de «fat acceptance». Si uno no tiene una enfermedad rara, para ser un obeso mórbido (en comparación a un gordo normal), uno se lo ha tenido que trabajar durante años con una falta de autocontrol que lleva a unos patrones de alimentación insanos. La causa de «fat acceptance» hace que la persona piense que la culpable es la sociedad por no acceptar los cuerpos obesos mórbidos como atractivos, en vez de aceptar su responsabilidad e intentar adelgazar para tener una buena salud.

De nuevo, es una forma de escapar de la culpa, del sentimiento doloroso de que uno lo ha hecho mal. De nuevo, la causa es útil mientras no es universalmente aceptada. En un caso de una persona que se sienta mal por un divorcio, la causa no es útil, pues todo el mundo acepta el divorcio, así que uno no puede decir que el problema del divorcio es que hay gente divorciofóbica.

También esto permite conllevar una baja autoestima que tienen estas personas que han fracasado en algún aspecto de la vida (en este caso, el control de peso).

6. [Partidarios] [No indiscutible] La causa permite sentirse buena persona ante uno mismo. El objetivo es eliminar la culpa (parte de la conciencia) de comportarse mal en la vida privada (en otras áreas), justificándose ante uno mismo que uno es bueno, porque apoya una causa supuestamente noble (uno es bueno porque es antirracista, antifascista, etc.).

7. [Partidarios] [No indiscutible] La causa permite sentirse a uno mejor que los demás. En este caso, no se trata de evitar el sentimiento de culpa (como en el punto 6), sino que es un sentimiento de orgullo. El orgullo es una de las drogas más adictivas para el hombre y, aunque se puede conseguir de diversas formas, el orgullo porque uno apoya una causa es una de las formas más fáciles de conseguirlo. Este orgullo se debe a dos motivos. Primero, apoyando la causa uno se siente «especial», diferente a los demás (autoexpresión, como ponerse un tatuaje). Segundo, apoyando la causa uno experimenta ese sentimiento de ser mejor que los otros que se da en la parábola del fariseo y el publicano.

8. [Partidarios] [No indiscutible] La causa permite presumir de buena persona ante los demás. Esto se llama «señalar virtud», «postureo moral» y es lo que los fariseos hacían en el Nuevo Testamento (por ejemplo, dando limosna en público). Esto aumenta el estatus social ante la comunidad (siendo la búsqueda del estatus) y también elimina la «vergüenza», el estigma social, en el caso de la conducta privada. Mientras los puntos 6 y 7 son interiores y privados, el punto 8 se refiere a la imagen público del individuo.

(A los puntos 6, 7 y 8 podemos darle el nombre común de «fariseísmo». Estos beneficios psicológicos están prohibidos en el Nuevo Testamento. Sin embargo, Lutero progresó hacia la desactivación de esta prohibición, diciendo que la gente se justificaba por la fe y no por las obras. Lo importante no es lo que hagas, sino que tengas las opiniones correctas, lo que hizo el costo del fariseísmo prácticamente nulo y muy difícil de combatir. La opinión calvinista de distinguir entre gente que ya sabe que está salvada y gente que está condenada potencia el fariseísmo. La modernidad deriva de esta postura calvinista a través de los movimientos puritanos de Estados Unidos).

9. [Partidarios] [No indiscutible] La causa permite descargar las frustraciones de la vida dirigiendo el odio y la indignación contra los no partidarios, que se conceptualizan como los enemigos. El hombre moderno tiene pocas ocasiones socialmente aprobadas de descargar sus frustraciones con ira de forma catártica, lo que se ha demostrado de forma científica que es bueno para su bienestar psicológico. La causa proporciona un motivo aceptable para comportarse con odio e indignación, descargando toda esa ira acumulada por las frustraciones de la vida contra un enemigo que se conceptualiza como el mal. Las manifestaciones que acaban en vandalismo público son un ejemplo de esto, así como gente gritando violentamente en nombre de la tolerancia y la paz.

10. [Partidarios] [No indiscutible] La causa permite alimentar la necesidad de trascendencia. El hombre tiene un deseo de trascendencia, de buscar algo superior a uno mismo. Esto tiene un aspecto religioso (buscar el bien) y comunitario (buscar ser parte de una comunidad donde todos se ayudan). Estos dos aspectos se dan frecuentemente unidos y están cubiertos con las religiones tradicionales.

Con la decadencia de la religión tradicional, el liberalismo o progresismo se ha convertido en la nueva religión. Sin embargo, el liberalismo es todo lo contrario al sentido de trascendencia: es radicalmente individualista y tiende a arrastrar al hombre al egoísmo más feroz. En realidad, la máquina que hace moverse al liberalismo es el egoísmo humano.

El hombre moderno está inundado de liberalismo: no puede concebir otra cosa, ni puede concebir renunciar a su egoísmo, pero necesita la trascendencia. Las causas son, en realidad, partes del liberalismo y, por lo tanto, avanzan el egoísmo. Sin embargo, el hecho de que se expresan con lenguaje noble y que se conciben como una lucha por el bien y contra el mal permite usarlas como sustituto de la verdadera trascendencia.

Así, las causas permiten dedicarse al egoísmo mientras uno siente que está luchando por algo justo. No estamos hablando aquí de un sustituto de sentirse bueno (puntos 6 y 7) o de una forma de presumir de bueno sin serlo (el punto 8) sino de un sustituto de buscar el bien y buscar al prójimo.

De nuevo, este beneficio sólo se produce si la causa no es indiscutible. Si la causa es aceptada por todos, no hay manera de imaginar una comunidad en torno a ella y no se puede conceptualizar como la lucha del bien contra el mal.

Obviamente, los beneficios del 5 al 10 sólo se producen si la causa no es indiscutible. Uno no puede sentirse más bueno que los demás o presumir de bueno ante los demás con una causa indiscutible (como la igualdad de hombres y mujeres), porque todos la comparten y uno no sería mejor que los demás. Sería alguien normal.

11. [Beneficiarios] [Partidarios] [No indiscutible] Finalmente, las causas permiten servir de vía para el resentimiento (entendido de la forma que lo definió Nietzsche y lo analizó Scheler en su libro «Ressentiment»). El resentimiento forma muy enquistada de envidia, con características propias.

El resentido siente que le podía haber ido mejor en la vida o en un área de la vida, pero no es su culpa. Se siente injustamente tratado por la sociedad. A veces, tiene una buena posición pero envidia a aquellos que están todavía mejor.

En suma, siente que él debería estar mejor en el juego social. Si no lo está, es porque la sociedad lo oprime.

La sociedad moderna fomenta el resentimiento, pues nos dice que todos somos iguales. Con este dogma de la igualdad, las desigualdades en la vida son injusticias, fruto de la opresión. Es una injusticia que los negros tengan más dinero que los blancos, que los hombres tengan más dinero que las mujeres, que los nativos tengan más dinero que los inmigrantes, que los heterosexuales tengan una vida más fácil que los homosexuales, que los hombres prefieran a las guapas que a las feas…. La sociedad moderna es una máquina de crear resentimiento.

El resentimiento produce dos tipos de acciones:

a. [Beneficiarios] [No finalizada] El resentido aboga por cambiar los valores sociales. Para ello apoya una causa que intenta invertir los valores, de forma que los ganadores sean los perdedores y al revés. Si la causa triunfa completamente, el resentido mejoraría su posición en el juego social. Por ello, el resentido sería uno de los beneficiarios de esta causa. Así una mujer que se le conoce como promiscua, intenta cambiar los valores sociales para que la promiscuidad se vea bien y, por lo tanto, ella ascienda en la escala social.

b. [Partidarios] El resentido descarga su frustración con la sociedad apoyando otras causas de las que él no es beneficiario, como forma de rebeldía. Esta causa no debe ser indiscutible.

En cuanto a la primera acción, que es la que requiere más explicación, el ejemplo tradicional del resentido es el del intelectual que se dedica a la política de izquierdas clásica porque está resentido de no ser rico. El piensa que es superior a los ricos, porque es más inteligente y debería ganar más que los ricos, pero gana mucho menos. (El chiste del 10 por ciento). Apoya la causa de redistribución de la riqueza con el fin de obtener más dinero para él. Es el típico que siempre está clamando con que se aumenten los impuestos a los ricos. La causa de redistribución de la riqueza es una inversión de valores: no deben obtener dinero los miembros más productivos de la sociedad sino los menos productivos.

Otro ejemplo es la mujer obesa mórbida que está clamando porque las revistas de moda acepten modelos obesas, dentro de la causa de «fat acceptance». Se siente resentida porque la mujer delgada obtiene todo tipo de atención y beneficios. Ella piensa que es injusto y que la sociedad debería darle ese reconocimiento. Piensa que los cuerpos bellos y sanos son los obesos mórbidos y que los cuerpos delgados son  insanos, feos y que la gente sólo le considera bello porque ese modelo de cuerpo es impuesto de forma opresiva por los poderosos a través de los medios de comunicación. Lucha para que los cuerpos obesos estén cada vez más presentes en la vida pública.

Vemos aquí también la inversión de valores: lo obeso es bello y sano mientras lo bello y sano es feo e insano.

Es decir, el beneficiario resentido es un (relativo) perdedor que quisiera ser el ganador en el juego social y aboga por invertir los valores sociales, de forma que él sea el ganador.

Los puntos 10 al 22 de este escrito de Ted Kaczynski analizan con más detalle los aspectos psicológicos del resentimiento.

El resentimiento es un estado psicológico que lo impregna todo. No sólo requiere lo que acabamos de ver en este punto, sino que requiere varios puntos que ya se han visto. Por ejemplo, la necesidad de validar la trayectoria vital puede ser un efecto del resentimiento, así como la necesidad de expresar ira de forma catártica. El resentido siente ira por la sociedad por tratarlo injustamente.

12. [Beneficiarios][Partidarios][No indiscutible] Identidad. Cada ser humano debe preguntarse «¿Quién soy?» y debe responder a esa pregunta ante sí y ante los demás.

Definir la identidad de uno es siempre definirse como parte de una comunidad.  En el pasado, esta respuesta se basaba en las comunidades de la familia, el pueblo, la nación y la religión. Soy un católico español, de Artana, un Rodríguez, el hijo del maestro, el padre de Juanito.

Sin embargo, conforme el individualismo avanza, este tipo de respuestas dejan de ser factibles para todo el mundo. Con la destrucción de la familia, mucha gente ya no tiene familia o está distanciada de ella. Mucha gente considera la nación como una rémora y se proclama «ciudadano del mundo». Mucha gente se proclama sin religión y esto es algo común.

Una causa da un sentido de identidad: soy una lesbiana antifascista trekkie que está interesada en los gatos y en el vino.

Fíjense como la identidad ya no está basada en las comunidades de religión, nación y familia sino que está basada en falsas comunidades de orientación sexual (forma parte de las comunidades de lesbianas), falsa comunidades de las causas (comunidades de antifascistas) y falsas comunidades de los hobbies (amantes del vino, gato y Star Trek).

(Se dice que estas son falsas comunidades porque no son como las comunidades tradicionales, en qué la gente se conocía entre ellos y creaba estructuras de relación. Son simplemente grupos de personas atomizadas que tienen los mismos gustos. La comunidad de Artana es una comunidad: es más grande que los individuos porque tiene relaciones sólidas entre ellos. La comunidad LGBTI o de trekkies son gente que ni se conoce entre ellos. Es una falsa comunidad).

La parte de esta autodefinición que nos interesa aquí es la de las causas, que se aplica tanto a los partidarios de la causa. Los partidarios pueden sentirse que su identidad es luchar por el bien, contra el fascismo, a favor de la inmigración, etc.

En los partidarios que también son beneficiarios, esto puede llegar al extremo. Por ejemplo, hay homosexuales que han hecho de la lucha a favor de la causa gay todo el centro de su vida y se definen antes que todo como gays.

Pero prácticas homosexuales las ha habido toda la vida y nunca alguien se ha definido por sus prácticas sexuales. Si hubieras preguntado al Emperador Adriano quién era, no hubiera dicho que era un homosexual, aunque tuvo un amante homosexual durante años. Si le hubieras dicho «Tú eres un homosexual», no lo hubiera entendido, de la misma forma que una persona que está sola y se masturba continuamente no se define como «Yo soy un masturbador».

3. Por qué hay necesidad continua de nuevas causas

En resumen, las causas dan una serie de beneficios muy variados a amplias capas de la población a un costo muy bajo. Sin embargo, como se ha visto más arriba, sólo pueden proporcionar esos beneficios si no son causas finalizadas. En algunos casos, deben además no ser indiscutibles.

Para los beneficios que se han marcado como [No finalizada] (los puntos 2 y 3, es decir, los beneficios tangibles para beneficiarios y partidarios de clase media y baja), las mejores causas son aquellas que no pueden conseguir sus objetivos (es decir, que acaban convirtiéndose en crónicas) porque nunca pueden finalizarse. La igualdad entre el hombre y la mujer es un ejemplo claro. Estas causas pueden crear subcausas para expandir los beneficios: así la igualdad entre hombre y mujer puede extenderse a la educación, al funcionariado, a la política, a las empresas, a la autoestima del cuerpo femenino, etc. Esto crea una lluvia de trabajos, subvenciones, paguitas, etc.

Por el contrario, para los beneficios que se han marcado como [No indiscutible] (los beneficios para los poderosos – punto 1- y todos los psicológicos – del 4 al 12) hay que buscar continuamente nuevas causas que sean polémicas, pues la victoria de las causas antiguas las hace indiscutibles y, por lo tanto, inservibles para obtener esos beneficios.

Los beneficios psicológicos (y los de los poderosos) se basan en dividir las personas entre los partidarios y beneficiarios (gente buena y víctimas) y los que no son partidarios ni beneficiarios (gente mala y opresores), planteando la causa  como una lucha maniquea entre el bien y el mal. Así uno recibe los beneficios psicológicos de sentirse parte de los buenos (y los poderosos pueden impulsar cambios justificando que luchan contra el bien) Si la causa es indiscutible, todos apoyan la causa por lo que la categoría de gente mala está vacía y también la de los buenos. No hay buenos y malos, sino que todos son normales.

Así, conforme las causas se hacen indiscutibles, hay una gran ansia en encontrar nuevas causas. Esto llega al paroxismo entre el grupo de personas que, más arriba, hemos llamado «los impulsores» que han hecho del centro de su vida apoyar a una causa. Así, en Estados Unidos, nada más la Corte Suprema de Justicia aceptó el llamado matrimonio homosexual, la causa trans comenzó a ser la más importante del mundo. Toda la energía en la causa del llamado matrimonio homosexual se transfirió a la nueva causa que no había vencido todavía.

Este es también el motivo por el cual las causas son cada vez más poco razonables. En esa necesidad continua de millones de personas de buscar cada vez nuevas causas que obtengan beneficios a un costo bajo, ya se han agotado las causas que son más razonables  (pues triunfaron en el pasado) y se necesitan nuevas causas. Sólo quedan las causas más irrazonables y alocadas.

4. Porque las causas pueden ser contradictorias

Los partidarios de una causa, la defienden alegando que conseguirá beneficios oficiales para los beneficiarios (los puntos 3 y 4 que se han visto anteriormente). Por ejemplo, en la causa de violencia de género (parte del feminismo), se alega que las mujeres víctimas de violencia doméstica serán menos abundantes y estarán más protegidas.

Sin embargo, hemos visto más arriba que en cualquier causa hay muchos más beneficios que los oficiales. Hay 12 beneficios diferentes y sólo dos son los beneficios oficiales.

Hay todo tipo de trabajos relacionados con la violencia de género (desde funcionarios a gente que trabaja en ONGs o hace proyectos de género). Todo tipo de políticos utilizan la violencia de género para sus carreras políticas. La mayoría de beneficios tangibles no van a los beneficiarios directos y a los beneficios oficiales. Hace unos años salió la noticia de que el Instituto Andaluz de la Mujer sólo destinaba el 3% de su presupuesto a las víctimas de violencia.

Pero estos beneficios tangibles palidecen comparados a los beneficios psicológicos. Millones y millones de personas reciben beneficios psicológicos de decir que está en contra de la violencia de género (estatus, autoestima, sentimiento de virtud, catarsis, etc.) y de considerar a los que se oponen como Satanás reencarnado.

Esta es la razón porque se adoptan causas que son contradictorias con respecto a  los beneficios directos.

Así, un progresista puede adoptar la causa del feminismo y del movimiento LGBTI y, al mismo tiempo, favorecer la inmigración musulmana en España. Esto parecería una contradicción pues la cultura musulmana es más contraria al feminismo y al movimiento LGBTI que la cultura occidental. Los supuestos beneficios que se obtienen para las mujeres con el movimiento feminista se verían deshechos con la inmigración musulmana.

Esto parece contradictorio porque sólo estamos considerando los beneficios oficiales (puntos 3 y 4). Si consideramos todos los beneficios (los beneficios oficiales y los beneficios ocultos) vemos que combinar las dos causas contradictorias da más beneficios que adoptar sólo una de ellas (por ejemplo, adoptar sólo el feminismo). Hay más posibilidades de poder y éxito, trabajos, subvenciones y beneficios psicológicos.

Es por ello que las feministas no protestan contra la inmigración musulmana (y los musulmanes contra las leyes feministas) porque esto les impediría obtener esos beneficios ocultos (que son más bien tangibles para los musulmanes y de todo tipo -tangibles y psicológicos- para las feministas).

Esto requiere justificar ante la opinión pública que estos beneficios no son contradictorios, lo que se hace con todo tipo de razonamientos incorrectos y falacias, excusas y racionalizaciones, cuando no evitando la lógica directamente.

En el caso anterior, se puede afirmar que «el verdadero islam es feminista», que «la educación pública hará que los hijos de los musulmanes se harán feministas» o que «opresión de la mujer hay en todas partes: mira como estaban nuestras madres bajo el cristianismo». También se usa mucho la filosofía posmodernista «esa es tu verdad pero no es mi verdad», lo que hace imposible refutar nada. En los casos extremos, si un progresista se ve confrontado con una contradicción y no puede encontrar una excusa, abandonará el diálogo, lo censurará, actuará de forma agresiva o usará cualquier tipo de trampas para hacer callar al otro.

No importa que este comportamiento no se mantenga desde el punto de vista lógico porque se trata sólo de excusas para conseguir los beneficios tangibles e intangibles que tanto se desean y que son mayores combinando dos causas contradictorias que siendo coherente y teniendo una sola causa.

5. Conclusión

En el escrito anterior, habían quedado estas preguntas por responder:

  • 1. ¿Cómo funciona una causa en la cultura occidental?
  • 2. ¿Por qué las causas tienen éxito en la cultura occidental?
  • 3. ¿Por qué las causas no existen en otras culturas?
  • 4. ¿Por qué todas las causas van en una misma dirección? (Más individidualismo, más Estado y alejándose de la ley natural)
  • 5. ¿Cómo las causas producen el cambio en la religión progresista?

Hemos contestado las dos primeras preguntas y el escrito final de esta serie responderá las tres últimas.