Teoría de ciclos (III): El ciclo de las civilizaciones

Esta es la tercera parte del escrito «Teoría de ciclos».

En la primera parte, explicábamos porqué la historia humana se da con una combinación de progreso y ciclos.

En esta segunda parte, explicábamos un modelo de la conducta humana que explica los ciclos a pequeña escala (unas pocas generaciones).

En esta tercera parte, extenderemos este modelo para explicar los ciclos a gran escala de las civilizaciones.

0. Repaso de la primera parte de este escrito

En la primerar parte , vimos que  el ser humano cuenta con dos tipos de aprendizaje:

  • El aprendizaje intelectual son los conocimientos que se adquieren de forma intelectual: leyendo libros, asistiendo a la escuela, haciendo experiementos científicos o simplemente porque alguien nos los explica .
  • El aprendizaje vivencial son las actitudes que se adquieren de forma vivencial (en la escuela de la vida, por así decirlo). No las puedes aprender bien si no las vives, pues se aprenden de forma emocional y no intelectual.

El aprendizaje intelectual es fácil de transmitir eficientemente entre generaciones y, por ello, siempre se acumula, por lo que, respecto a este tipo de aprendizaje, la historia siempre progresa (con excepciones marcadas).

El aprendizaje vivencial no se puede transmitir eficientemente entre generaciones y, por tanto, se va perdiendo conforme pasa el tiempo. Cuando se pierde, la nueva generación debe aprenderlo desde cero. Esto quiere decir que, con respecto a este tipo de aprendizaje, la historia funciona en ciclos. Estos ciclos son ciclos de comportamiento personal, ciclos de las generaciones de las familias y ciclos de las civilizaciones (que duran miles de años)

Por lo tanto, la evolución de la historia es la resultante de estas dos fuerzas: un progreso a largo plazo pero ciclos a corto plazo.

En este escrito, nos preocupamos sólo del comportamiento de ciclos del aprendizaje vivencial, es decir, del segundo de los gráficos que se han mostrado hasta ahora. Se supone que el comportamiento del progreso del aprendizaje intelectual se explica por sí solo, a partir de la acumulación de conocimientos.

1. Repaso de la segunda parte de este escrito

En la segunda parte de este escrito, habíamos explicado el motivo de que el aprendizaje vivencial fuera en ciclos. Habíamos visto que la psicología humana está desequilibrada: los instintos son más fuertes que la conciencia. Esto es lo que la Iglesia llama tradicionalmente «la concupiscencia del pecado original».

Así, si sólo existiera esto, la conducta humana se caracterizaría por un comportamiento anti-social (también llamado «degeneración»), la sociedad se disolvería y la especie humana sería una especie individualista, en que no hay sociedad y cada persona vive separada de los otros.

Sin embargo, hay que tener en cuenta las limitaciones externas, que limitan la conducta antisocial del ser humano . Estas limitaciones externas (que son limitaciones físicas y sociales) hacen que la conducta se incline hacia el lado pro-social.

Sin embargo, vimos que las limitaciones externas dependían de la prosperidad. Cuanto más prosperidad, menos limitaciones externas. Esto hacía que la conducta humana entrara en un ciclo, que vimos en la segunda parte de este escrito y describiremos a continuación.

En efecto, analizamos el ciclo de la conducta humana en dos tipos de personas: las personas que llamábamos «sensatas» (es decir, las que son capaces de aprendizaje vivencial, de aprender de la experiencia) y las personas que llamábamos «insensatas» (es decir, las que no son capaces de este aprendizaje vivencial).

La conducta de las personas insensatas era muy sencilla: oscilaban en una etapa 1 de conducta anti-social y una etapa 2 de conducta pro-social.La etapa 1 es de relativa prosperidad económica y, por lo tanto, se caracteriza por la falta de limitaciones externas, por lo que la conducta se inclina a los instintos egoístas y la conducta antisocial.

Una vez esta conducta antisocial acaba con la prosperidad y las limitaciones externas se incrementan, se vuelve a la conducta pro-social, por no haber más remedio. Esta es la etapa 2 de escasez.

Una vez esta conducta pro-social produce más prosperidad, la persona insensata se puede permitir una degeneración (es decir, se vuelve a la etapa 1), por lo que se vuelve a comenzar el ciclo. Si graficamos la prosperidad de esta persona insensata (y de su familia insensata), obtenemos los siguiente:

Donde la etapa 1 de degenaración se pinta en rojo y la etapa 2 de escasez se pinta en verde.

La persona sensata comienza el ciclo como la persona insensata: con la etapa 1 (de degeneración y conducta anti-social) seguida de la etapa 2 (de austeridad y conducta pro-social).  Sin embargo, la persona sensata, una vez ha pasado la etapa 2 de escasez es capaz de aprender de la experiencia (aprendizaje vivencial). Por lo que pasa a la etapa 3, que se indica en la figura de abajo y en la que aún pudiendo dedicarse a la degeneración (conducta anti-social), no se dedica a ella.

Sin embargo, el aprendizaje vivencial sólo dura unas cuantas generaciones, pues no se transmite totalmente de padres a hijos, con lo que acaba desapareciendo. Por ello, los descendientes del joven sensato, acaban revertiendo de nuevo a la etapa 1 de degeneración, pero con más degeneración, pues ya han perdido el aprendizaje vivencial, tienen más prosperidad acumulada y menos limitaciones externas.

El rectángulo azul representa las limitaciones externas, que se han vuelto mínimas después de un periodo de prosperidad. Como las limitaciones externas son menores, ahora los descendientes del joven sensato pueden dedicarse a la degeneración con más intensidad que si no hubieran vivido esta época 3.

Así, se que se cierra el ciclo, que, para la familia de la persona sensata es:

Así, si graficamos la prosperidad de la familia de la persona sensata, obtendremos lo siguiente:

Donde la etapa 1 se pinta en color rojo, la etapa 2 en color verde y la etapa 3 en color azul.

Vemos pues que el papel de la experiencia vivencial que adquiere la persona sensata es intensificar el ciclo. Así la experiencia vivencial permite en el ciclo ascendente una prosperidad mayor, a costa de una degeneración mayor en el ciclo descendente.

2. El problema de este modelo para explicar los ciclos de las sociedades

Si el modelo que hemos explicado es adecuado para las personas, resulta poco adecuado para explicar los ciclos de las sociedades, tal como la historia los registra.

En efecto, si vemos este modelo anterior, tanto para la persona sensata como  la insensata, se trata de un sistema que se autoregula de forma muy eficiente, por lo que no debería haber grandes desviaciones del equilibrio.

En efecto, nada más la conducta se inclina hacia el lado pro-social o antisocial, las fuerzas que se activan hace que el lado se vuelva a inclinar en sentido contrario. El sistema debe oscilar muy levemente alrededor del equilibrio, sin grandes desviaciones. Las desviaciones son por unas pocas generaciones, como máximo.

Esto se deriva del hecho de que el aprendizaje vivencial no se puede aplicar a largo plazo a las sociedades, por dos motivos:

1) Como habíamos visto, el aprendizaje vivencial es algo individual. Por ello, es muy difícil que una sociedad aprenda vivencialmente.

Para que una sociedad aprenda X de forma vivencial haría falta que la mayoría de sus individuos  aprendieran vivencialmente X de forma independiente. Esto sólo se da en caso de catástrofes sociales.

Un ejemplo es la guerra civil española y su posguerra. Millones de personas aprendieron vivencialmente a ser ahorradoras, trabajadoras y poco sectarias. Esto es porque tuvieron que enfrentar una catástrofe de dimensión social, que llegó a todas las personas, así que todos tuvieron que aprender vivencialmente en el mismo sentido.

Pero estos casos son más la excepción que la norma.

2) Incluso cuando se produce el aprendizaje vivencial de una sociedad este no puede mantenerse a largo plazo.

En el caso de la guerra civil española, el aprendizaje vital se perdió en unas pocas generaciones. Los bisnietos de los que vivieron en la guerra civil se nos presentan como gente poco ahorradora, poco trabajadora y muy sectaria.

En resumen, en circunstancias normales, una sociedad no es capaz de aprender vivencialmente. En circunstancias catastróficas, una sociedad aprende vivencialmente, pero el aprendizaje vivencial dura poco.

Es por eso que los ciclos del modelo anterior sólo pueden durar unas pocas generaciones. Sin embargo, este modelo no se adapta a los ciclos que vemos en la historia pueden durar miles de años (ver por ejemplo, el Imperio Romano u otras civilizaciones antiguas). ¿Cómo se explica esto?

Quizás podemos comenzar explicando las sociedades paleolíticas, que no parecen tener ciclos.

3. El funcionamiento de las sociedades paleolíticas.

En una primera aproximación, puede considerarse que el modelo que acabamos de explicar (es decir, el modelo que se detalló en la segunda parte de este escrito) es el que funciona para personas individuales, pero también se puede aplicar para sociedades paleolíticas.

Si vemos este modelo, se trata de un sistema que se autoregula de forma muy eficiente, por lo que no debería haber grandes desviaciones del equilibrio. Nada más la conducta se inclina hacia el lado pro-social o antisocial, las fuerzas que se activan hace que el lado se vuelva a inclinar en sentido contrario. El sistema debe oscilar muy levemente alrededor del equilibrio, sin grandes desviaciones. Las desviaciones son por unas pocas generaciones, como máximo.

Bien, esto que acabamos de describir, es el sistema como funciona de forma personal y como funcionaba el sistema social en el Paleolítico. Si vemos la historia en el Paleolítico (que es el 90% de la especie humana o más), se ve que no hay grandes ciclos, sino una historia de grandísimos periodos de estabilidad. Seguramente puede haber habido desviaciones de unas pocas generaciones, que la arqueología no puede detectar en estas fechas tan tempranas.

La sociedad paleolítica se caracteriza por una gran escasez (una gran pobreza) y, por lo tanto, por unas limitaciones externas muy grandes.

Es por esto que la sociedad paleolítica no puede permanecer mucho en la etapa 1 de degeneración, pues acaba pereciendo. Debe permanecer todo el rato en la conducta pro-social.

Además, ¿qué tipo de degeneración (conducta anti-social) puede haber en una sociedad paleolítica en la que las limitaciones son tan extremas? No puedes despilfarrar tus posesiones, cuando tus únicas posesiones son unas ropas y utensilios. Dedicarte a la vagancia (es decir, rehusarte a cazar) te mata de hambre, si antes no eres forzado o matado por los otros miembros del clan. Acostarte con la mujer de tu primo acaba con tu vida. No se pueden guardar secretos en un clan de máximo 150 personas que está viéndose todo el día y toda la vida mientras va de valle en valle, de forma nómada.

Además, una sociedad paleolítica no puede acumular suficiente riqueza para estar mucho tiempo en la fase 2. El nomadismo limita la cantidad de posesiones que debes tener y hace imposible la acumulación. Comose ha dichoen la segunda parte, la conducta inmoral es un lujo de ricos y en una sociedad paleolítica todos son pobres como las ratas.

Es decir, una sociedad paleolítica permanece en la etapa 2 y la etapa 3 (etapas pro-sociales) casi todo el tiempo, porque no tiene más remedio, pues las limitaciones externas a la degeneración  (tanto físicas como sociales) son grandes.

Si tienes una pequeña acumulación de capital, puedes pasar a la estapa 1 (nunca de forma total, sino de forma parcial) por un breve periodo de tiempo, después de volver a la etapa 2 y la etapa 3 de nuevo. Si graficamos el funcionamiento de una sociedad paleolítica es como sigue.

 

(Como siempre, la etapa 1 en rojo, la etapa 2 en verde y la etapa 3 en azul).

En realidad, el cambio es mucho menor y más prolongado (el gráfico debería tener líneas más largas y todavía menos inclinadas). Sin embargo, si fuera así, el gráfico no cabría en esta página.

Como se ve, la inmensa mayoría del tiempo, una sociedad paleolítica permanece en las etapas de comportamiento pro-social (etapa 2 y etapa 3). Esto es porque el ser humano es un animal adaptado al paleolítico y su conducta biológica está adaptada a este entorno de una grandísima escasez.

Esta adaptación se rompe cuando el ser humano inventa la agricultura y conoce una gran prosperidad. Es entonces cuando este equilibrio que hemos visto, se rompe, como veremos a continuación.

4. Por qué este sistema biológico no funciona en sociedades neolíticas

Como se ve, este es el motivo por el que la concupiscencia del pecado original (esta inclinación psicológica del hombre hacia las pasiones, es decir, que los instintos son más fuertes que la conciencia) no es un problema para las sociedades paleolíticas. El hombre puede estar inclinado hacia la degeneración pero las limitaciones externas son tan brutales en el paleolítico, que esto no produce conductas anti-sociales.

Dicho de otra manera, de la misma forma que el color del pelo de un oso polar está adaptado a un entorno de nieve, la psicología humana está adaptada biológicamente al entorno paleolítico (que es el 90% de la historia humana o más). El sistema funciona bien sin nada más que el humano en su estado natural, con la psicología humana natural y con las limitaciones normales del entorno natural del hombre (que resulta ser una sociedad de nómadas con economía cazadora-recolectora).

Desde el punto de vista biológico, la revolución neolítica fue el día de ayer. Unos pocos miles de años no bastan para que la selección natural reprograme los instintos del hombre para adaptarlo al estilo de vida neolítico (más aún cuando este estilo varía constantemente: no vivimos como nuestros tatarabuelos). Como consecuencia, los instintos del hombre siguen siendo los que tenían los cazadores-recolectores paleolíticos mientras que vive en un mundo neolítico.

Es cuando se pasa al neolítico que el hombre se convierte en un animal obsoleto (adaptado a un entorno que ya no existe) y su psicología no produce una conducta pro-social adaptada a su entorno. Es entonces cuando la concupiscencia del pecado original pasa de ser un problema individual para convertirse en un problema social.

Con la invención de la agricultura, la humanidad se desliga de su entorno natural, para el que estaba naturalmente adaptada. En vez de vivir en condiciones nómadas, se hace sedentaria. Lo que es más importante, la gran prosperidad que da la agricultura, produce tensiones que hacen que el sistema anterior deje de funcionar. Estas tensiones son las siguientes:

1) La gente pasa de vivir en grupos familiares nómadas a sociedades de miles y millones de personas. Dado que son sociedades más numerosas y complejas, para que funcionen se necesita un grado de conducta anti-social muy inferior al que se necesitaba en la población paleolítica. El ser humano está programado para vivir en manadas de menos de 150 personas, pero acaba viviendo con millones de personas, como las hormigas.

2) Por esta misma masificación, los mecanismos de la conciencia (como la empatía) que servían bien para familiares y conocidos dejan de funcionar para personas desconocidas, con lo que se dificulta la cohesión de la sociedad.

3) La prosperidad (sobretodo de ciertas personas) hace que las limitaciones externas disminuyan (sobre todo para estas personas). Esto favorece la conducta antisocial.

En resumen, la conciencia y las limitaciones externas son más débiles, por lo que la conducta se inclina hacia el lado anti-social.

Además, se necesita menos conducta anti-social que en las sociedades paleolíticas.

Vemos, pues, que con el sistema biológico que acabamos de describir, es imposible mantener las sociedades complejas que produce la agricultura. Por una parte, estas sociedades necesitan que el grado de conducta antisocial sea menor que las sociedades primitivas, según se explicó en el punto 1. Por otra parte, disminuyen las limitaciones y la eficacia relativa de la conciencia, con lo que hay más tendencia a conducta antisocial.

Si el hombre fuera sólo un ser biológico, esto querría decir que sería imposible de salvar esta brecha que crea la agricultura entre la necesidad de menos conducta anti-social y la tendencia a una mayor conducta antisocial.  Así, las sociedades complejas serían imposibles y la humanidad viviría en sociedades primitivas nómadas, para las que está adaptada biológicamente.

Y aquí se acabaría el asunto si el hombre fuera sólo biología. Nunca podríamos salir del paleolítico y del nomadismo. Pero el hombre no es sólo biología.

5. El papel de la tradición

El neolítico ha aumentado la necesidad de conducta pro-social y la tendencias a la conducta anti-social. Esta mayor brecha entre la biología del hombre y lo que se necesita de él para que una sociedad funcione es mayor y no puede ser cubierta de maneras biológicas.

Pero el hombre no es sólo un ser biológico, sino un ser cultural. Por ello, el hombre ha sido capaz de crear artefactos culturales que fomentan la conducta pro-social y permiten salvar esta brecha. Son tres mecanismos culturales:

  1. La religión (que distingue entre lo BUENO y lo MALO desde el punto de vista moral). La religión hace que la gente prefiera individualmente comportarse de forma pro-social. (No confundir con la conciencia, que es un fenómeno biológico, mientras que la religión es un fenómeno cultural, aunque normalmente están unidos de forma muy íntima).
  2. Las costumbres (que distinguen entre lo SOCIALMENTE ACEPTABLE y lo SOCIALMENTE INACEPTABLE o, dicho con otras palabras, entre lo HONORABLE y lo DESHONROSO), la cual hace que la gente prefiera socialmente comportarse de forma pro-social, por miedo al que dirán o a ser excluido del grupo.
  3. La ley (que distingue entre lo LEGAL y lo ILEGAL), que castiga los comportamientos anti-sociales más extremos y también puede incentivar comportamientos pro-sociales. La ley hace que la gente prefiera comportarse de forma social, por ejemplo, por miedo a ir a la cárcel.

En sociedades tradicionales, estos tres elementos codifican la experiencia vivencial que ha tenido la sociedad a lo largo de su historia y que quiere pasar a sus descendientes, de forma que no se pierde en unas pocas generaciones y puede durar décadas, siglos o miles de años.

Estos tres elementos (pero sólo en sociedades tradicionales) los llamaremos «la tradición».

De la misma forma que una lata de atún conserva un pescado por mucho tiempo, la tradición es la forma de conservar la experiencia vivencial de forma que dura muchas generaciones.

La tradición no es algo rígido sino que está cambiando, aunque, en sociedades tradicionales, sus principios permanecen constantes pues se basan en los principios básicos de la realidad física y la naturaleza humana, que no cambian. Como dice Donald Kingsbury,

La tradición es un conjunto de soluciones a problemas que hemos olvidado. Desecha la solución y el problema vuelve a ti. A veces, el problema ha cambiado o desaparecido. A menudo sigue estando ahí, tan fuerte como siempre.

Para más detalle, ver el corto escrito de Chesterton y el más largo de Tom Wolfe.

Como se dijo en la segunda parte de este escrito, el aprendizaje vivencial no se puede transmitir a través de las generaciones de forma biológica, sino que cada persona debe aprenderlo por él mismo.

Esto se debe, como se dijo en la segunda parte de este escrito, a que el aprendizaje vivencial va en contra de los instintos y, por eso, es muy difícil que el nieto adquiera el aprendizaje vivencial del abuelo sin experimentarlo el mismo, pues ignorarlo produce gran placer a corto plazo.

Pero en una sociedad estructurada en torno a la tradición el nieto puede aprender este aprendizaje vivencial que lleva a la conducta pro-social, pues la tradición les fuerza a aprenderlos.

  • La religión le produce culpa cuando se comporta de forma antisocial y bienestar cuando se comporta de forma pro-social.
  • Las costumbres hace que la gente lo margine cuando se comporta de forma antisocial y le dé estatus cuando se comporta de forma pro-social.
  • La ley lo castiga cuando se comporta de forma anti-social y no lo castiga (o incluso lo premia) cuando se comporta de forma pro-social.

En resumen, en las partes anteriores de este escrito, hemos dicho que la humanidad no tiene un mecanismo para transmitir experiencia vivenciales a largo plazo, a través de muchas generaciones. En realidad, estamos simplificando. No existe un mecanismo biológico para ello pero sí que existe un mecanismo cultural y se llama tradición.

La tradición permite transmitir esta experiencia vivencial durante miles de años mejorando la vida y la prosperidad de las sociedades durante largos periodos de tiempo. Así, durante miles de años (ver gráfico), aunque la prosperidad reduzca las limitaciones externas, la conducta sigue siendo pro-social, porque el peso de la tradición compensa el poco peso de las limitaciones.

Como vemos, en sociedades, la tradición desempeña el mismo rol que el aprendizaje vivencial tenía en las personas. De hecho, hay que ver la tradición como una forma de transmitir el aprendizaje vivencial: como hemos dicho, si el aprendizaje vivencial fuera un pescado, la tradición sería la lata que lo preserva. Sin embargo, hay dos ventajas de la tradición sobre el aprendizaje vivencial:

1. Como hemos visto, mientras que el aprendizaje vivencial sólo dura unas pocas generaciones, la tradición puede durar hasta miles de años.

2. Mientras el aprendizaje vivencial sólo contiene lo que ha aprendido una sola persona a lo largo de una vida, la tradición contiene la experiencia acumulada de millones de personas a lo largo de la historia, por lo que su margen de error es menor.

De hecho, las sociedades con tradiciones que tienen menos error conquistan a las sociedades con tradiciones con más error (por ejemplo, los paganos fueron conquistados por los cristianos en la Edad Media). Esto garantiza que sólo las tradiciones con menos error sobreviven.

(Nota secundaria: en las sociedades paleolíticas también hay un germen de tradición, que combina religión, ley y costumbres. Sin embargo, es muy primitiva y muy condicionada por las limitaciones externas, por lo que no desempeña un rol importante en la evolución de la sociedad paleolítica y, por ello, se ha descrito más arriba las sociedades paleolíticas sin mencionar este germen de tradición).

6. La tradición es represión

Se le llama «represión» al conjunto de artefactos que reprimen los instintos naturales, es decir, que impiden su expresión plena.

Vemos que uno puede reprimir su conducta anti-social por tres tipos de motivos:

1) Por limitaciones externas al ser humano (físicas o sociales):

  • 1a) Limitaciones físicas: «No me acuesto con la mujer del vecino porque ella ha emigrado a otro país»,
  • 1b) Limitaciones sociales: «No me acuesto con la mujer del vecino porque ella no quiere o porque la gente me mirará mal».

2) Por la conciencia (limitaciones internas de naturaleza biológica) : «No me acuesto con la mujer del vecino porque pienso que no está bien y el vecino no se lo merece».

3) Por la tradición (limitaciones internas de naturaleza cultural) que es el conjunto cultural de religión, costumbres y leyes):

  • 3a) La religión: «No me acuesto con la mujer del vecino porque Dios mandó no ser adúltero».
  • 3b) Las costumbres: «No me acuesto con la mujer del vecino porque, si me descubren, acabaré siendo marginado por la sociedad, pues la gente desaprueba el adulterio»
  • 3c) Las leyes: «No me acuesto con la mujer del vecino porque vivo en un régimen musulmán y me meterán en la cárcel».

(Dicho sea de paso, la religión es la contraparte cultural de la biológica conciencia, las costumbres es la contraparte cultural de las limitaciones externas sociales y las leyes es la contraparte cultural de las limitaciones externas físicas).

Es esta represión de la conducta anti-social debida a la tradición que llamamos  «represión tradicional». Es la represión tradicional la parte más frágil, pues es cultural y, por lo tanto, débil. Si uno no puede ser adúltero por limitaciones externas, quizás quedará frustrado, pero no hay nada que uno pueda hacer: se conformará. Si uno no puede ser adúltero por conciencia, normalmente se encuentra en paz con no ser adúltero.

Sin embargo, si uno no puede ser adúltero por represión tradicional, esto le deja pensando, porque la tradición es algo cultural, que puede cambiarse (al contrario que la conciencia y las limitaciones externas). En casos como el comportamiento sexual, existe la tentación de cambiar la cultura para permitir la conducta anti-social. Así, por ejemplo, pasar a una cultura de liberación sexual, etc. Es por eso que la represión tradicional es la parte más frágil y puede cambiarse, como veremos en el siguiente apartado.

Una sociedad neolítica no puede sobrevivir sin un cierto grado de represión tradicional. Sólo la sociedad paleolítica no tiene represión tradicional (los instintos egoístas se reprimen solamente por la conciencia y por las limitaciones externas). Sin embargo, en una sociedad neolítica, la prosperidad es grande, las limitaciones son pocas y, por lo tanto, se necesita la represión tradicional para controlar los instintos egoístas y mantener la sociedad.

Es decir, la cultura o la civilización es un arma de doble filo:

  • Vivimos en lo que parecería un paraíso material a nuestros antepasados paleolíticos. Vivimos en un mundo de largas vidas, pocas enfermedades, mucha población, mucha comodidad y comida abundante.
  • Pero el precio del paraíso es que algunos de nuestros deseos más íntimos (nuestros instintos) están en contradicción con nuestro entorno. Debemos reprimir nuestros instintos con la represión tradicional en un grado mucho mayor que la represión natural que necesitaría una sociedad paleolítica.

El hombre es el único animal obsoleto: está adaptado a un entorno que ya no existe (el entorno paleolítico). Esto crea conflictos entre los deseos internos del hombre y la sociedad que ha construido. La gestión de estos conflictos es el motor que impulsa la historia humana. El hombre es el único animal contradictorio y la historia es la narración de cómo intenta gestionar sus contradicciones.

Nuestros instintos son un leon enjaulado y la jaula es la represión tradicional. El león está intentado en todo momento salir de la jaula, rompiendo la tradición y reemplazándola con una anti-tradición (como veremos a continuación).

7. El ciclo en sociedades neolíticas

Conocer el papel de la tradición (incluyendo la represión tradicional) nos permite describir el ciclo en sociedades neolíticas, que es como se explica a continuación. (Se ha buscado un nombre para las etapas que sea compatible con los nombres que usamos para el ciclo en personas individuales.)

El ciclo se representa en la siguiente figura:

La etapa 2 es de comportamiento pro-social y la etapa 1 es de comportamiento anti-social. Como se ve, se parece bastante al comportamiento de la persona insensata (aunque aquí comenzaremos explicándolo por la etapa 2, mientras que el ciclo de la persona insensata, comenzábamos explicándolo por la etapa 1).

A la transición de la etapa 1 a la etapa 2 la llamaremos «edad oscura»: es el periodo en el que la civilización colapsa y la pobreza y el caos son mayores. A la transición de la etapa 2 a la etapa 1 la llamaremos «periodo de hipocresía de la élite», o, para abreviar, «periodo de hipocresía» (veremos el motivo de este nombre más abajo).

Etapa 2. Como veremos más adelante, durante la Edad Oscura, la sociedad adopta una tradición (la forma con la que la adopta se explica más abajo).

En la etapa 2, esta tradición produce un comportamiento pro-social y hace que la sociedad de forma paulatina vaya acumulando riqueza.

Esta es una etapa de acumulación de riqueza y capital social. Con la prosperidad creciente, las limitaciones externas se reducen cada vez más.

Periodo de hipocresía.  Llega un momento en que la prosperidad es tan grande que las limitaciones externas se reducen tanto que ya es imposible limitar los instintos con la fuerza combinada de la conciencia, la tradición y las limitaciones externas. La conducta se inclina a la conducta anti-social. Esto comienza en las élites, que son las más prósperas y que muestran una situación como la que se representa en la figura siguiente (el rectángulo azul representa las limitaciones externas).

Hay un breve periodo de hipocresía de las élites, que públicamente defienden una tradición en la que ya no creen y que no practican en su vida diaria. Sin embargo, la mayoría de la sociedad sigue en la etapa 2 siguiendo la tradición y el comportamiento pro-social.

Etapa 1. Sin embargo, la hipocresía de las élites es un comportamiento inestable y poco duradero. Este periodo de hipocresía no durará mucho. Con el tiempo, las élites van a desmontar la tradición, pues les molesta no poderse comportar públicamente de la forma que se comportan en privado.

Sin embargo, como una sociedad no puede vivir sin ley, costumbres y religión (esto se explicará en otra parte), lo que hacen las élites es crear una ley, costumbres y religión que vayan en favor de los instintos (es decir, de la conducta antisocial). Más concretamente:

  1. La nueva religión (anti-religión) aprueba el placer egoísta (los instintos) y mira como malo los sacrificios del egoísmo por la familia, la patria, Dios o la sociedad. Ejemplo de estas anti-religiones son el progresismo, el hedonismo romano y las religiones mistéricas romanas. Como ejemplo, en la religión del progresismo, se afirma que lo BUENO es liberarse sexualmente y que la castidad es MALA. Así, se desincentiva la formación de familias con todas las patologías sociales que esto comporta.
  2. De la misma manera, las nuevas costumbres aprueban el placer egoísta (los instintos) y miran como malo los sacrificios del egoísmo por la familia, la patria, Dios o la sociedad. Una mujer con muchos hijos se le llama «coneja» y es avergonzada mientras que una mujer promiscua sin hijos se le llama «liberada» y «moderna». Así la sociedad deja de reproducirse, porque la mayoría de la gente hace lo que aumenta su estatus y evita lo que reduce su estatus (este es el poder de palabras como «facha»).
  3. La ley aprueba el placer egoísta (los instintos) y mira como malo los sacrificios del egoísmo por la familia, la patria, Dios o la sociedad. Así, hace que el divorcio sea legal mientras que decir algo contra la conducta homosexual sea ilegal. De esta manera, las conductas que van a favor de la sociedad son desanimadas o prohibidas mientras que las conductas que van en contra de la sociedad son fomentadas o obligatorias. (Así, en el Imperio Romano, las leyes del matrimonio pasaron de ser favorables a un matrimonio estable a ser favorables al divorcio).

Es decir, se produce una inversión moral, tanto en la religión como en las costumbres y las leyes: lo que antes era bueno ahora es malo y al revés. Esto comienza con las élites pero, como cualquier otro producto cultural, acaba llegando al pueblo (porque las élites lo promueven y porque el pueblo quiere siempre imitar las élites para ganar estatus).

Es decir, después de un breve periodo de hipocresía, se entra en una etapa (la etapa 1) en que las leyes, las costumbres y la religión celebran la conducta antisocial. A este conjunto de ley, costumbres y religión que van a favor de la conducta anti-social en vez de ir a favor de la conducta pro-social, lo llamaremos la anti-tradición.

La situación se representa en la siguiente figura (el rectángulo azul representa las limitaciones externas):

En esta etapa, la conducta anti-social se acelera, destruyendo aceleradamente el capital económico y social acumulado en la etapa 2 anterior de conducta pro-social.

La anti-tradición fomenta el parasitismo. Aparecen muchos parásitos que consumen la riqueza acumulada durante la etapa anterior (etapa 2). Los parásitos son de todo tipo: ricos o pobres, nacionales y extranjeros.

Edad Oscura. Como consecuencia, de la conducta anti-social, la civilización colapsa y volvemos a una Edad Oscura. Las limitaciones externas vuelven a aumentar espectacularmente.

Esto vuelve a inclinar la balanza al lado pro-social.

En este punto la anti-tradición es rechazada y reemplazada por una tradición que hace más fácil el comportamiento pro-social que, de todas maneras, va a producirse. Este cambio puede deberse a que:

1) La sociedad es conquistada por otro pueblo que tiene una tradición en vez de una antitradición.

2) Los miembros de la sociedad que adoptan una tradición (por ejemplo, una nueva religión tradicional) prosperan más que los que se aferran a la anti-tradición y sus instintos. Con el tiempo, alcanzan en el poder en la sociedad y hacen que su tradición domine en la sociedad.

3) Una combinación de las dos anteriores.

Con lo cual la tradición reemplaza a la antitradición.

Etapa 2. Estamos de nuevo en la etapa anterior (la etapa 2 de comportamiento pro-social). Es decir, de nuevo en esta figura:

El ciclo vuelve a comenzar de nuevo (para más detalle ver más arriba, en la etapa 2).

En resumen, el ciclo de las sociedades neolíticas es como sigue:

Como vemos, es un ciclo parecido al de la persona insensata, con una gran diferencia: ahora la escala es de miles de años, en vez de un corto periodo de tiempo. Es la habilidad de la tradición de conservarse por miles de años la que produce este alargamiento del ciclo.

También el ciclo es más intenso: las etapas ascendentes acumulan más riqueza y las etapas descendentes acumulan más degeneración que una persona individual, debido a que se trata de millones de personas durante miles de años.

 

(Nota: la etapa 2 está en verde, la etapa 1 está en rojo. Los periodos de hipocresía y la edad oscura son los puntos de inflexión, que están marcados en el gráfico)

Es por eso que las civilizaciones siguen la misma trayectoria que explicamos más arriba para el joven insensato. Si recogemos la cita de Michael Hopf que habíamos tomado en la primera parte de este escrito,

  • Los tiempos difíciles crean hombres fuertes.
  • Los hombres fuertes crean buenos tiempos.
  • Los buenos tiempos crean hombres débiles.
  • Los hombres débiles crean tiempos difíciles.

Podemos escribirla así (recordemos que las tradiciones son la religión, ley y costumbres que  fomentan el comportamiento pro-social y las anti-tradiciones son la religión, ley y costumbres que fomentan el comportamiento anti-social):

  • Los tiempos difíciles crean tradiciones.
  • Las tradiciones crean buenos tiempos.
  • Los buenos tiempos crean anti-tradiciones.
  • Las anti-tradiciones crean tiempos difíciles.

8. El tamaño de los ciclos

Con esto, hemos explicado los ciclos de las civilizaciones a lo largo de la historia. Queda sin embargo por explicar el tamaño de los ciclos. A esto se dedicará el resto de este escrito hasta el final.

En efecto, como hemos visto, la forma de los ciclos es siempre la misma, pero no hemos dicho nada de su tamaño. Como en cualquier estructura cíclica (las ondas son un ejemplo típico), la dimensión de los ciclos históricos se mide en dos conceptos: amplitud y frecuencia.

La frecuencia es la duración del ciclo. Así, vemos que los ciclos de la onda superior son más largos que los de la onda inferior. Es decir, la onda superior tiene menos frecuencia.

Es obvio que el ciclo es más corto en una persona y en una sociedad paleolítica, pero aquí nos centramos en las sociedades neolíticas. ¿Dura el ciclo de las civilizaciones una vida, varias vidas, varios milenios? ¿Dura siempre lo mismo o varía según las circunstancias?

Por lo que parece por la historia de los últimos 5000 años, la frecuencia de los ciclos de sociedades neolíticas es siempre la misma, es decir, el ciclo dura prácticamente lo mismo. Una civilización dura unos miles de años (de mil a tres mil años es un ejemplo típico), una edad oscura dura de 200 a 400 años y una gran potencia dura unas diez generaciones (unos 250 años, como observó Glupp). Estas duraciones parecen ser independientes de la tecnología y de la cultura y están basadas en la naturaleza humana. El motivo de que el ciclo siempre dure lo mismo es un motivo para análisis futuro, pero podría estar relacionado por la tasa de pérdida de la tradición entre una generación y otra.

La amplitud es la intensidad del ciclo. Así la onda superior tiene más amplitud que la onda inferior.

En el ciclo civilizatorio, la amplitud indica la prosperidad (y el capital social) que se acumula en la fase ascendente y la prosperidad que se despilfarra en la fase descendente.

Entonces, ¿cuál es la amplitud para cada ciclo? ¿Cuánta prosperidad se acumula en la fase ascendente y se despilfarra en la fase descendente? En realidad, la segunda pregunta es superflua: en la fase descendente se despilfarra toda la prosperidad que se acumuló en la fase ascendente. Así que las dos magnitudes son la misma (esto se ve gráficamente en la figura porque el ciclo vuelve al mismo nivel de donde comenzó: la parte inferior de la gráfica).

Esto quiere decir que la prosperidad es un arma de doble filo. Las culturas que son capaces de acumular más prosperidad vivirán una vida mejor durante su ciclo a cambio de sufrir una degeneración (una conducta antisocial) mucho más intensa en el ciclo descendente. Esto se ve en la civilización occidental, que es la más próspera y al mismo tiempo la más degenerada de la historia.

Por lo tanto, la amplitud de ciclo se resume a contestar esta pregunta. ¿Cuánta prosperidad se acumula en la fase ascendente?

Obviamente, la prosperidad varía mucho según los casos concretos y, por lo tanto, la amplitud varía mucho según los casos concretos. Así, el ciclo de una persona (que vimos en la segunda parte de este escrito) tiene una amplitud baja comparado con el de una sociedad, pues una persona durante una vida puede acumular poca prosperidad respecto a una sociedad (que consiste de millones de personas durante miles de años). Una sociedad paleolítica podrá acumular menos prosperidad que una sociedad neolítica. Y entre las sociedades neolíticas también hay muchas diferencias.

Dejando a parte el caso de las personas y las sociedades paleolíticas, ¿a que se deben estas diferencias de amplitud en las sociedades neolíticas? Se deben a dos causas:

  • A la naturaleza de la tradición. Cuando una sociedad tiene una tradición que logra reprimir los instintos egoístas con más eficacia, puede producir  más prosperidad y , por lo tanto, la amplitud (la intensidad del ciclo) será mayor. El papel de la tradición lo hemos visto anteriormente, pero no nos hemos centrado en la magnitud de su influencia.
  • A la tecnología. Cuando una sociedad tiene una tecnología más avanzada, es capaz de producir más prosperidad y, por lo tanto, la amplitud (la intensidad del ciclo) será mayor. Esto no lo hemos visto aún, pero lo veremos más abajo.

Así, por ejemplo, la sociedad occidental ha tenido una combinación de un alto grado de las dos causas. Una tecnología muy avanzada y productiva y una tradición (basada en el cristianismo) muy eficaz en reprimir los instintos egoístas. Es por eso que ha sido la cultura más próspera del mundo y también la que ha producido los mayores logros artísticos, culturales y científicos. El precio que ha tenido que pagar es la de una degeneración en la fase descendente como no se ha visto en la historia de la humanidad, la cual estamos presenciando en nuestros días. La degeneración viene de que hay mucha prosperidad acumulada y, por lo tanto, se puede realizar mucho comportamiento anti-social antes de que la sociedad colapse.

9. El papel de la represión tradicional en la amplitud del ciclo

¿Cómo influye la represión tradicional en la prosperidad de una sociedad y en la amplitud del ciclo?

Hasta ahora, por simplicidad, hemos hablado de la prosperidad, pero en este apartado, no sólo nos dedicamos a la riqueza material sino también a la riqueza cultural de una civilización. Una civilización es más avanzada no sólo cuando es más próspera, sino cuando produce productos culturales (artísticos, científicos, filosóficos, etc.) de más complejidad y más calidad.

En realidad, los dos aspectos van en forma conjunta. Las civilizaciones más prósperas suelen ser las más avanzadas culturalmente. Esto no es porque la prosperidad causa per se una cultura avanzada, sino porque la causa de la prosperidad y de una cultura avanzada es la misma: una tradición que es capaz de reprimir los instintos egoístas o anti-sociales. Dicho de otra manera, una mayor represión tradicional.

Es decir, una cultura es más próspera y más avanzada cuando tiene una tradición con alta represión: que reprime de forma más efectiva los instintos egoístas o anti-sociales.

Así, por ejemplo, este infográfico se hizo para denigrar la tradición cristiana estadouninense. Es superficial y tendencioso, así como parcialmente incorrecto. Además, de los tres componentes de la tradición, se centra en las costumbres (dice poco de la ley y la religión). Sin embargo, si leemos cada una de las líneas, no puede dejar de concluirse que cada una de ellas es un comportamiento que lleva al éxito individual y social. La suma de ellas sólo puede que levantar una sociedad al nivel que los Estados Unidos tuvieron a mitad del siglo XX.

 

Sigmund Freud se equivocó en casi todo, pero hasta un reloj parado es correcto dos veces al día. Y tenía razón en que la civilización es igual a represión tradicional.

Cuando las feministas se quejan de que las mujeres han sido reprimidas durante la historia, no están diciendo una mentira, sino una verdad a medias. Las mujeres han sido reprimidas a lo largo de la historia, los hombres han sido reprimidos a lo largo de la historia todavía más que las mujeres y esta represión es necesaria si se quiere gozar de una sociedad neolítica.

En efecto, como vimos más arriba, nuestros instintos están adaptados a una sociedad paleolítica. En las sociedades paleolíticas están reprimidos por la gran pobreza de estas sociedades (ver más arriba), por lo que no se necesita una represión tradicional,  es decir, una tradición. Sin embargo, en una sociedad neolítica hay demasiada prosperidad para que esto funcione y, si no se quiere volver a una sociedad paleolítica, hay que reprimir culturalmente (la represión de la tradición).

Es por eso que cuando más se reprime, más avanzada es la cultura, no sólo en prosperidad sino también en productos culturales (científicos, artísticos, filosóficos), pues la energía psicológica y social que normalmente se despilfarraría en seguir los instintos primitivos se dedica a otros aspectos más sofisticados.

Sin embargo, no todos los aspectos de la represión tradicional son igualmente importantes.  Sigmund Freud teorizó en “El malestar en la cultura” (1921) que el aspecto más importante de la represión tradicional son los instintos sexuales. En esta obra afirma que, para que la civilización pueda existir, los instintos sexuales innatos deben ser reprimidos.

Sin embargo, esto era sólo una teoría y debía demostrarse. Con este objetivo, el antropólogo J.D. Unwin investigó este tema y publicó sus resultados en 1931, en un libro llamado «Sex and Culture».

J.D. Unwin analizó 80 tribus primitivas y 6 civilizaciones históricas que se dieron a lo largo de 5000 años. Descubrió una correlación entre los logros culturales de una cultura y el nivel de autocontrol sexual.

Citamos del prólogo de «Sex and Culture»

Cuando comencé esta investigación no buscaba establecer nada […] Decidí verificar […] una conjetura bastante asombrosa hecha por los psicólogos analíticos.

Esta sugerencia era que si las regulaciones sociales prohiben la satisfacción directa de los impulsos sexuales, el conflicto emocional se expresa de otra forma y lo que llamamoscivilización” se ha construido siempre por los sacrificios obligatorios en la gratificación de deseos innatos […]

Continué trabajando […] hasta que quedé satisfecho que no pude encontrar ninguna excepción a estas reglas aparentes

Las conclusiones de Unwin, que se basan en una enorme cantidad de evidencia cuidadosamente cribada, pueden resumirse como sigue:

«La investigación muestra que las sociedades que exhiben la menor cantidad de energía [cultural] son aquellas en las que no se obliga a la castidad antes del matrimonio y en la que son mayores las oportunidades de indulgencia sexual después del matrimonio.

La condición cultural de una sociedad aumenta en proporción exacta a la que impone restricciones prematrimoniales y posmatrimoniales sobre la oportunidad sexual.»

Vemos, pues, que la prosperidad de una civilización (y por tanto, la amplitud de su ciclo) y su avance cultural es mayor cuando mayor es el grado de represión de los instintos sexuales.  Este grado de represión es establecido por la tradición.

10. Por qué la civilización cristiana es más represiva y exitosa que las otras

Esta es una de las dos razones por las que la civilización occidental ha sido más exitosa. La tradición cristiana es la más represiva en cuestión de instintos sexuales. Por ejemplo, no permite poligamia (como el islam), no permite divorcio (como el islam y el judaísmo), reprime sexualmente en el mismo nivel al hombre como a la mujer (la mayoría de culturas reprimen más a la mujer, por ser el recurso escaso en la reproducción y porque su nivel de testosterona es unas 15 veces inferior, por lo que la represión resulta mucho más fácil para ellas), etc.

Lo que es más importante: la civilización cristiana es más represiva (y, por tanto, más exitosa), porque reprime los pensamientos interiores del hombre, en vez de sólo su conducta exterior.

Al contrario de otras religiones (como el islam y judaismo), que intentan que el creyente se comporte bien (es decir, que siga las leyes religiosas, lo que puede comportar un cambio externo de conducta), el cristianismo intenta que el creyente quiera comportarse bien (es decir, que quiera seguir la leyes religiosas, lo que comporta un cambio interno de personalidad).

Este cambio de personalidad es mencionado con varios términos y metáforas en el Nuevo Testamento: «metanoia» (que se ha traducido como «arrepentimiento» o «conversión», pero creo que sería más exacto traducirlo como «cambio interior que produzca un cambio de vida»), «un corazón nuevo», «nacer de nuevo». También aparece en muchos pasajes, especialmente con respecto a los fariseos. Valga como muestra un botón:

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y maestros de la ley que habían llegado de Jerusalén, y le preguntaron:

—¿Por qué tus discípulos desobedecen la tradición de nuestros antepasados? ¿Por qué no cumplen con la ceremonia de lavarse las manos antes de comer? […]

[Jesús les contesta]:  ¡Hipócritas! Bien habló el profeta Isaías acerca de ustedes, cuando dijo:

“Este pueblo me honra con la boca,
pero su corazón está lejos de mí.
De nada sirve que me rinda culto;
sus enseñanzas son mandatos de hombres.”

Luego Jesús llamó a la gente y dijo:

—Escuchen y entiendan: Lo que entra por la boca del hombre no es lo que lo hace impuro. Al contrario, lo que hace impuro al hombre es lo que sale de su boca (Mateo 15, 1-2, 7-10)

Veamos que los fariseos (siguiendo a partes de la ley de Moisés) consideran que la pureza es algo externo y que se logra con comportamientos externos (hacer ceremonias de purificación), mientras que Jesús (siguiendo a los profetas) piensa que uno debe ser puro internamente.

En términos metaéticos, la ética del islam o el judaismo es una ética deontológica  (una persona es buena si sigue las reglas ) mientras que la ética del cristianismo es una ética de la virtud,  como la de Aristóteles (una persona es buena si quiere seguir las reglas).

(Dicho sea de paso, no hay ninguna religión que se ajuste a una teoría ética única. Así, el cristianismo tiene aspectos deontológicos (la obligación de ir a misa por ejemplo), aunque son solamente medios para conseguir el objetivo (una persona virtuosa por dentro, es decir,  la ética de la virtud). El islam y el judaísmo también tienen aspectos de ética de la virtud, aunque son secundarios a los aspectos deontológicos. Al final, la diferencia es a qué elemento se le da un mayor énfasis)

Obviamente, la represión interior de Jesús es más represiva y más efectiva en reprimir los instintos que la represión exterior de los fariseos (y de los modernos judíos y musulmanes). Es más fácil que no seas adúltero si reprimes los sentimientos de adulterio que, si te regodeas en pensamientos adúlteros en tu mente, aunque después intentes comportarte bien externamente.

Cuando metes esas ideas en una sociedad, no quiere decir que todo el mundo las va a seguir, pero la sociedad se inclina hacia ese lado. Esto es lo que ha hecho a la civilización cristiana más exitosa que las otras. Si la comparamos con la civilización islámica, el Islam te pide seguir unos preceptos externos pero, más allá de esto, no implica un cambio interior de dominar al pecado (a los instintos primitivos).

Lo que ha pasado con la civilización cristiana es que su éxito en controlar las pasiones ha llevado a un nivel de prosperidad tan grande que ha hecho que las  limitaciones externas se reduzcan a lo mínimo. Así la gente, librada de las limitaciones externas en un grado no visto en la historia de la humanidad, ha querido seguir sus instintos, rechazando el cristianismo y practicando tanta degeneración como podía permitirse.

Esto ha producido que la cultura occidental haya prosperado más que cualquier otra, pero también ha permitido un mayor grado de degeneración (conducta anti-social) en la fase descendente, que es la que estamos sufriendo en nuestros días.

11. El papel de la tecnología

Como hemos visto más arriba, la amplitud del ciclo de las civilizaciones es proporcional a la prosperidad que puede conseguir. Cuanto más prosperidad puede acumular una civilización, más riqueza podrá acumular en su fase ascendente y más degeneración tendrá en su fase descendente.

Habíamos visto también que, a su vez, la prosperidad de la civilización se debe a dos causas:

  • A la naturaleza de la tradición. Cuando una sociedad tiene una tradición que logra reprimir los instintos egoístas con más eficacia, puede producir  más prosperidad y , por lo tanto, la amplitud (la intensidad del ciclo) será mayor. Esto es lo que acabamos de ver
  • A la tecnología. Cuando una sociedad tiene una tecnología más avanzada, es capaz de producir más prosperidad y, por lo tanto, la amplitud (la intensidad del ciclo) será mayor. Esto es lo que vamos a ver a continuación.

En efecto, a parte de la tradición, la tecnología juega un papel fundamental en determinar la amplitud del ciclo, es decir, cuán intensas son las partes ascendentes y descendentes del ciclo de civilizaciones. Cuando una sociedad tiene una tecnología más avanzada, es capaz de producir más prosperidad y, por lo tanto, la amplitud (la intensidad del ciclo) será mayor.

La tecnología, a su vez, depende de muchos factores. Aquí sólo vamos a explicar unos pocos:

1) La tecnología depende de la riqueza civilizatoria y esta depende a su vez del nivel de represión tradicional, como se acaba de ver. Las culturas que reprimen los instintos egoístas de las personas canalizan estas energías hacia otros aspectos culturales, uno de los cuales es la tecnología (y la ciencia que la hace posible).

2) La tecnología depende del nivel de conocimiento científico y este  depende de muchos aspectos, pero aquí destacaremos tres:

2a) El nivel medio de coeficiente intelectual. En este caso, la civilización occidental ha tenido la ventaja de tener en su núcleo poblaciones de alto nivel medio de coeficiente intelectual.

2b) La cosmovisión de la cultura. Así, una cultura como la musulmana (en la que Dios no es racional e interviene a cada instante para mantener el mundo) es normal que no haya producido grandes descubrimientos científicos. También la cultura del Oriente (que indica que todo es ilusión, que el mundo y Dios son lo mismo), fomenta más a comportamientos místicos que analíticos. En la cultura cristiana, Dios es racional, por lo que tiene sentido buscar las leyes racionales que escribió en el universo. En la cultura clásica, el trabajo manual estaba mal visto, por lo que las únicas disciplinas que progresaron son las que no necesitaban de experimentos (es decir, que no eran ciencias, para más detalle ver este escrito).

2c) El momento histórico. Veremos a continuación que las culturas más modernas tienen un ciclo más intenso que las culturas más antiguas.

Como vimos en la primera parte de este escrito, el aprendizaje intelectual avanza en forma de progreso, siempre hacia un mayor conocimiento.

Por el contrario,  el aprendizaje vivencial avanza en forma de ciclos.

Esto hace que la historia avance por la resultante de los dos aprendizajes:

Durante la segunda y la tercera parte de este escrito sólo nos habíamos ocupado del aprendizaje vivencial. Ahora es momento de considerar los dos aprendizajes para tener una visión global.

Comencemos con lo que habíamos dicho que la tecnología dependía de la ciencia y esta depende del momento histórico. En efecto, la ciencia es aprendizaje intelectual y va siempre progresando (con contadas excepciones). Por ello, el conocimiento científico será mayor en culturas más modernas. Por consiguiente, la tecnología será más avanzada en culturas más modernas (este aspecto de que la tecnología siempre avanza es especialmente evidente en nuestros días).

Como hemos visto que la tecnología mayor produce una prosperidad mayor y, por lo tanto, una amplitud de ciclo mayor, esto querrá decir que las culturas modernas tienen un ciclo vivencial más intenso que las culturas más antiguas. Dicho de otra manera, el ciclo de aprendizaje vivencial se va haciendo más intenso a lo largo del tiempo. Así, el ciclo del aprendizaje vivencial NO es el que habíamos visto hasta ahora, donde los ciclos tenían siempre el mismo tamaño:

Por el contrario, los ciclos cada vez son más intensos, pues cada vez hay más conocimiento científico, más tecnología y, por lo tanto, más prosperidad. Es decir, el ciclo de aprendizaje vivencial es el siguiente:

El caso de la civilización occidental es un caso de un ciclo especialmente intenso por tres razones:

  • La tradición cristiana reprime los instintos egoístas de forma más intensa que otras tradiciones, como se ha visto más arriba. Así hace el ciclo más amplio.
  • La tecnología es mucho más avanzada (en parte por lo anterior, pero también por tener poblaciones con mayor coeficiente intelectual, por la cosmovisión cristiana y en parte porque se trata de una cultura moderna). Esto impulsó la Revolución Industrial, que incrementó la prosperidad hasta extremos nunca vistos y que hizo el ciclo mucho más amplio.

Esto explica la gran prosperidad sin precedente de la civilización occidental que acumuló en la fase ascendente y, como hemos visto, su gran degeneración sin precedente en la fase descendente.

12. Conclusión

Hemos visto pues que el aprendizaje es de dos clases:

  • El aprendizaje intelectual son los conocimientos que se adquieren de forma intelectual: leyendo libros, asistiendo a la escuela, haciendo experiementos científicos o simplemente porque alguien nos los explica.
  • El aprendizaje vivencial son las actitudes que se adquieren de forma vivencial (en la escuela de la vida, por así decirlo). No las puedes aprender bien si no las vives, pues se aprenden de forma emocional y no intelectual.

Sabemos que el aprendizaje intelectual siempre se acumula a lo largo de la historia, por lo que su trayectoria es ascendente:

También acabamos de ver que el aprendizaje vivencial se da en ciclos cada vez más intensos, por lo que su trayectoria es la siguiente:

Por lo tanto, la trayectoria de la historia humana será la combinación (la resultante) de estas dos trayectorias. Es decir, la trayectoria de la historia humana será la siguiente:

Y justamente esta es la trayectoria que hemos visto en los últimos 5000 años de historia:

Como vemos, esta trayectoria de la historia humana que acabamos de ver y que repetimos aquí:

Se deriva directamente del modelo de la conducta humana que hemos construido y explicado con detalle en la segunda y tercera parte de este escrito.

(En la fase descendente, la tradición desaparece de la parte izquierda y aparece la anti-tradición en la parte derecha. Para más detalle, ver más arriba)

Por lo tanto, la trayectoria de la historia humana se basa en la naturaleza humana. Así, no es sólo que la trayectoria de la historia humana sea perfectamente explicable, es que es totalmente INEVITABLE.