Teoría de los ciclos (I). La trayectoria de la historia humana y su explicación.

Esta es la primera parte del escrito «Teoría de ciclos».

En esta primera parte, explicaremos porqué la historia humana se da con una combinación de progreso y ciclos.

En esta segunda parte, explicaremos un modelo de la conducta humana que explica los ciclos a pequeña escala (unas pocas generaciones).

En la tercera parte, extenderemos este modelo para explicar los ciclos a gran escala de las civilizaciones.

1. ¿Cuál es la trayectoria de la historia humana?

Las culturas más antiguas (las culturas grecorromana, india, china, inca, azteca y maya) creían que el tiempo era cíclico. Según ellas, la historia avanza en ciclos, de forma que los tiempos mejoran un tiempo, después empeoran un tiempo y el ciclo vuelve a comenzar. Es decir, la trayectoria de la historia sería así:

(En este tipo de gráficos, el pasado se representa a la izquierda y el futuro a la derecha. Si el gráfico va hacia arriba, representa que se mejora y si va hacia abajo que se empeora).

El Antiguo Testamento introduce la idea del tiempo lineal, que adoptará nuestra civilización occidental a través del cristianismo. A partir del siglo XVII, este tiempo lineal se considera que avanza con el progreso. Es decir, las cosas siempre mejoran. La historia progresaría así, siempre hacia arriba, siempre mejorando:

Esta claro que algunas cosas (como la tecnología) mejoran continuamente, mientras que otras (como la economía o el clima) van en ciclos. Entonces, ¿cuál es la dirección que lleva la historia humana?

Si estudiamos los aspectos materiales de la historia de la humanidad (al menos, desde la invención de la civilización), vemos que la trayectoria es ascendente, de progreso, pero que este progreso no se da de forma continua, sino en forma de ciclos. Los últimos 5000 años de civilizaciones en el Mediterráneo se resumen en el siguiente gráfico.

(El gráfico no es totalmente exacto porque cada civilización mejora y empeora y aquí aparecen representadas con una línea plana. Además cada civilización está considerablemente por encima del anterior).

Este gráfico representa los últimos 5000 años de historia civilizada en el área mediterránea, que se desarrolla así:

  1. Primero, hay culturas de la Edad de Bronce que acaban cayendo sobre 1200 a.C.
  2. Sigue una Edad Oscura (de gran pobreza y guerra).
  3. De esta Edad Oscura se recupera la civilizacion: son las culturas de la antigüedad clásica, que son mucho mejores que la anteriores de la Edad de Bronce.
  4. La antigüedad clásica cae en 476 d.C, con la caída del Imperio Romano.
  5. Sigue una Edad Oscura y las culturas que aparecen (Occidente e Islam) superarán a la antigüedad clásica por mucho.

Así la trayectoria histórica se podría representar gráficamente de la siguiente forma:

Es decir, a muy largo plazo, la trayectoria es ascendente (progreso). Sin embargo, en una escala de miles de años, vemos como las civilizaciones surgen, crecen, llegan a su apogeo, decaen y mueren (ciclos). Siguen la misma trayectoria que una persona, pero cada vuelta del ciclo dura entre 1500 y 2500 años (en vez de los 80 años de una vida humana). Sin embargo, la siguiente civilización empieza a un nivel más alto que la anterior, por lo que a largo plazo se puede hablar de progreso.

(En nuestros días, vemos que la cultura de Occidente está en decadencia desde 1918 -ya lleva un siglo de decadencia- y la decadencia es cada vez más evidente. Estamos, pues, en la parte descendente del ciclo, al menos, en lo que se refiere a Occidente y, muy probablemente, a toda la civilización, pues Occidente es la locomotora de las otras culturas).

El motivo de este escrito es explicar el POR QUÉ de esta trayectoria de ciclos que progresan. Veremos que la trayectoria está codificada en la misma naturaleza humana, es decir, en la misma biología del ser humano y, por lo tanto, es inevitable. Los esfuerzos humanos más intensos pueden desviar un poquito esta trayectoria a corto plazo pero no pueden hacer nada con las tendencias a largo plazo.

Esto son malas noticias en la parte descendente de cada ciclo, es decir, en la decadencia de una civilización, como es la que se vive en nuestro tiempo. Pero hay que decir que vivimos en el corto plazo y cualquier pequeña mejora de la trayectoria a corto plazo puede producir mejoras sustanciales para nosotros y nuestros hijos. Y para las cosas que no se pueden cambiar, es una buena estrategia dejar de preocuparse y dejar de dedicar esfuerzos inútiles.

2. Cómo se explica la trayectoria de la historia humana

Hemos visto que la trayectoria de la historia humana es la siguiente:

Esta trayectoria se explica porque el ser humano puede adquirir dos tipos de aprendizaje:

  • El aprendizaje intelectual son los conocimientos que se adquieren de forma intelectual: leyendo libros, asistiendo a la escuela, haciendo experiementos científicos o simplemente porque alguien nos los explica (por ejemplo, cuando los padres enseñan a un niño como usar un ascensor).
  • El aprendizaje vivencial son las actitudes que se adquieren de forma vivencial (en la escuela de la vida, por así decirlo). No las puedes aprender bien si no las vives, pues se aprenden de forma emocional y no intelectual. Un ejemplo sería la actitud de ser ahorrador.  El hijo de un rico no puede aprender esa actitud porque nunca ha experimentado la necesidad de ahorrar. Por el contrario, el hijo de un pobre ha visto cómo a veces no llegaba el dinero para algo necesario y ha aprendido a ahorrar al máximo. Hay cosas que para aprenderlas, hay que vivirlas.

Como veremos más abajo, el aprendizaje intelectual siempre se acumula así que su trayectoria es de progreso. Los conocimientos intelectuales evolucionarían así:

Como veremos más abajo, el aprendizaje vivencial va en ciclos: aumenta para después disminuir. Así su trayectoria es así:

Entonces, como el ser humano y las culturas necesitan estos dos tipos de aprendizaje, la trayectoria de la historia es la combinación de estas dos trayectorias. Es decir, se representa con el siguiente gráfico, que es la combinación (o la resultante) de los dos anteriores:

Esto explica la dirección de la historia, siempre que podamos explicar la trayectoria de cada uno de estos componentes (aprendizaje intelectual y aprendizaje vivencial).

3. Como se explica la trayectoria del aprendizaje intelectual

El aprendizaje intelectual puede pasarse de generación a generación a través de los libros o la enseñanza del viejo al joven. Es por eso que el aprendizaje intelectual va acumulándose a través de las generaciones, de forma continua (con algunas excepciones menores y parciales como la caída del Imperio Romano).

Como el aprendizaje intelectual sólo puede que acumularse , la trayectoria que sigue es totalmente ascendente. Siempre mejora, de esta manera.

Lo vemos en el progreso de la técnica, de la ciencia, de la tecnología, del saber en general que ha seguido una trayectoria de progreso en los últimos 5000 años.

4. Cómo se explica la trayectoria del aprendizaje vivencial.

Lo contrario pasa con el aprendizaje vivencial. El gran drama de la especie humana es que no hay forma eficaz de transmitir el aprendizaje vivencial entre personas y, más concretamente, entre generaciones.

El aprendizaje vivencial lo debe adquirir cada persona por separado. Es por eso que la mayoría de consejos vivenciales caen en saco roto. Cada persona debe aprender las lecciones vivenciales dándose golpes con la vida: «learning the hard way» (como dicen los americanos) o «aprendiendo a las bravas» (como dicen los latinoamericanos).

Así, el abuelo que vivió la posguerra española aprendió muy bien la necesidad de ahorrar y no despilfarrar el dinero. Sin embargo, su nieto, que ha vivido siempre en la abundancia, no ahorra nada y despilfarra como si no hubiera mañana.

El abuelo le puede decir al nieto que es importante ahorrar y el nieto puede comprenderle intelectualmente, pero no puede comprenderle vivencialmente. La necesidad emocional que siente el abuelo de ahorrar (la angustia por un futuro incierto en el que no haya suficiente dinero) no la puede transmitir a un nieto que nunca ha sabido que es un futuro incierto o que no haya suficiente dinero. El nieto puede comprender «un futuro incierto» o «falta de dinero» desde el punto intelectual, pero no puede sentir esa angustia emocional que el abuelo siente. El abuelo no puede transmitírsela, por mucho que la explique, porque esa angustia sólo se adquiere viviendo en tiempos de escasez.

Así, el filósofo existencialista Camus vio a la humanidad como Sísifo, un mito griego. Sísifo había sido condenado por los dioses a subir una piedra pesada a una montaña durante toda la eternidad. Cuando la piedra llegaba a la cima de la montaña, caía y Sísifo tenía que volver a empezar. Y así durante toda la eternidad.

De la misma manera, el hombre tiene que aprender vivencialmente con gran esfuerzo. Después la muerte se lleva todo este aprendizaje vivencial y otro hombre deberá comenzar de nuevo a aprender lo mismo.

Camus era un filósofo ateo y, por ello, el mito de Sísifo era, para él, una ilustración del destino trágico del hombre.

Sin embargo, desde el punto de la fe, el hombre adquiere el conocimiento vivencial para prepararse para la vida después de la muerte. Esta vida terrenal es una experiencia de aprendizaje vivencial y, al final de ella, vienen los exámenes, que no son intelectuales, sino vivenciales. “Al atardecer de la vida nos examinarán del amor” (San Juan de la Cruz).

Pero me estoy desviando. Lo que nos interesa aquí del aprendizaje vivencial es que no se puede transmitir eficazmente entre personas. Es por eso que, con el tiempo, conforme pasan las generaciones, ese conocimiento se va olvidando y se debe volver a aprender, como en el mito de Sísifo (esto lo veremos con más detalle en la siguiente parte de este escrito).

Dicho con otras palabras, el aprendizaje vivencial se adquiere, se olvida, se adquiere y se olvida y así hasta el infinito. Hay un eterno olvido y reaprendizaje. (Para un ejemplo de esto, se puede leer este artículo). Por ello, la trayectoria del aprendizaje vivencial es la siguiente.

Esto se aplica a todo grupo humano que dure unas cuantas generaciones. Por ejemplo, es bien sabido que, en media, una empresa familiar en España dura tres generaciones: la primera generación crea la empresa con gran esfuerzo, la segunda la mantiene y la tercera la despilfarra.

Se ve el ciclo de forma muy evidente en este caso. La tercera generación no puede aprender las lecciones vivenciales de trabajo duro y esfuerzo que tenía la primera generación, porque el aprendizaje vivencial sólo se adquiere viviéndolo.

De la misma manera, pasa con las culturas.

  1. Durante los primeros siglos de una cultura, la cultura es pobre y, por tanto, la gente es austera, trabajadora y tiene buenas costumbres (sólo los que son así no mueren de hambre).
  2. Estas actitudes mantenidas por generaciones crean una gran riqueza que se acumula y la cultura se hace rica.
  3. Los que nacen en esta cultura rica despilfarran esta riqueza, pues no entienden la necesidad de ser austeros, trabajadores y tener buenas costumbres.
  4. Así, la civilización se vuelve pobre y el ciclo vuelve a comenzar.

Como dice G. Michael Hopf,

Los tiempos difíciles crean hombres fuertes.

Los hombres fuertes crean buenos tiempos.

Los buenos tiempos crean hombres débiles.

Los hombres débiles crean tiempos difíciles.

Como he dicho, el drama es que el aprendizaje vivencial no se puede transmitir entre generaciones. Los antepasados no pudieron transmitir a sus descendientes la importancia del trabajo duro, de la austeridad  y de las buenas costumbres, porque este es un aprendizaje vivencial, que no se puede transmitir a largo plazo como hemos visto, sino que uno debe vivirlo por uno mismo. Puedes leer mil veces en un libro de historia como tus antepasados pasaban hambrunas, pero eso no se compara a pasar una hambruna tú mismo. En el primer caso, aprendes de forma intelectual (racional) y en el segundo caso aprendes de forma vivencial (emocional).

Es por eso que el aprendizaje vivencial va en ciclos y combinado con el progreso del aprendizaje intelectual, produce la trayectoria de la historia humana, que es la siguiente:

Por lo tanto, la evolución de la historia es de un progreso a largo plazo pero ciclos a corto plazo. Los ciclos más grandes tienen una duración entre mil y tres mil años y corresponden al ascenso y caída de las civilizaciones. Pero dentro de cada civilización y dentro de cada cultura, existen ciclos más pequeños y, dentro de estos ciclos más pequeños, ciclos aún más pequeños. El ciclo más pequeño a nivel social es el ciclo económico, en el que una expansión va seguida por una recesión. Este ciclo ya está registrado en la Biblia para el antiguo Egipto de los faraones. La Biblia lo llama «siete años de vacas gordas y siete años de vacas flacas» (Genesis 41, 1-36).

Esto se cumple también a nivel personal. Una familia puede tener ciclos que duran generaciones. Por ejemplo, como hemos dicho, es bien sabido que, en media, una empresa familiar en España dura tres generaciones: la primera generación crea la empresa con gran esfuerzo, la segunda la mantiene y la tercera la despilfarra. De forma más limitada, una persona también suele pasar por ciclos más pequeños de aprendizaje vivencial: es típico el ciclo del joven que comienza la vida de forma favorable, no hace caso a sus mayores cuando le dicen que deje la mala vida, entra en una situación desesperada (pobreza, adicción a drogas), se recupera y aprende lo que sus mayores le habían dicho desde un principio (pero de forma vivencial, ya que fue imposible que lo aprendiera de forma intelectual, cuando sus mayores se lo explicaban).

Sin embargo, queda por explicar por qué algunos conocimientos se pueden aprender intelectualmente y otros conocimientos deben aprenderse vivencialmente. Esto tiene sus raíces en la naturaleza humana y debe explicarse de manera más detallada, sobre todo, cuando se aplica a las civilizaciones, lo que haremos en la segunda parte de este escrito.